Especies extraordinarias

Tengo un sentimiento de gratitud hacia este cuento. Lo explico.
Cuando tienes un hijo que no sabe leer, tienes que leer tú, siempre, pero lo que quiere él, siempre. Y hay cuentos muy malos. O cuentos que de leerlos varias veces seguidas todas las noches acabas aborreciendo. O a veces se juntan los dos tipos, lo que hace el trabajo de lector terriblemente insoportable.
Así que cuando te topas con un cuento como "Especies extraordinarias" lo tienes que agradecer.
Es un texto que gusta a los pequeños por rebosar imaginación y humor, con unas ilustraciones que llaman su atención por todos los detalles y un final a modo de juego para continuar desarrollando la inventiva. Y al mismo tiempo que nos hace guiños a los padres, con pequeñas perlitas que solo interpretamos los mayores, creando una complicidad entre los escritores y los lectores adultos, como si nos dijeran "sé lo que es estar en tu lugar".