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Con los libros de Pepe Colubi me pasa que vuelvo a recrear y recordar momentos de mi vida a través de sus narraciones. Tras sus aventuras estudiantiles a Pepe le toca contarnos sus primeras andanzas laborales tras la obtención de su título académico. Nos encontramos ante un personaje sin unas aspiraciones claras, sin metas que le hagan ilusionarse “NUNCA HABÍA TENIDO CLARO QUÉ QUERÍA HACER CON MI VIDA. SIN PLANES Y SIN EXPECTATIVAS, SIEMPRE HABÍA VIVIDO EN EL DURANTE” . Dispersión es un baño de nostalgia para los que atravesaron ya esa edad y un aviso para navegantes de lo que le espera a las generaciones que aún no han pagado el peaje de encontrarse en el mundo real, lejos de la cálida protección que te ofrece la casa de los padres. Un libro con claros síntomas de que Pipi ha crecido y que las resacas requieren de más tiempo para su recuperación. Nuestro protagonista es un es el alter ego de todo aquel que haya viajado en bus horas y horas en pos de un concierto, una chica o visitar un país aprovechando que algún amigo ofrecía el sofá de su casa de erasmus. La ansiedad que produce sobrevivir monetariamente con lo justo y aceptar cualquier laburo que te ofrezcan. Sentirte independiente por vivir en una casa que no sea la de tus padres. Todo esto y más es Dispersión, un libro que no se puede tomar a la ligera, pero con el que hay que disfrutar de lo que son, historias disparatadas con mucho humor. Irreverente pero muy bien escrita, soez pero poética. Una historia real como la vida misma llena de humor, ternura y buen rock and roll. Como definía Julian Hernández, cantante de Siniestro Total su libro “Sustancia Negra”, esta historia podría ser “cachaverosódica”. Lectura ideal para desconectar, pasar un buen rato, sentir nostalgia e incluso reflexionar sobre eso que dicen que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor y de no ser así aprovechar y vivir la vida como si fuera el último día porque como decía otro grupo español, en este caso Loscomotoras “los tiempos que pasan ya no vuelven más” |
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