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ISBN : 8494302655
160 páginas
Editorial: Editorial Funambulista S.L. (25/11/2014)

Calificación promedio : 3/5 (sobre 6 calificaciones)
Resumen:
Reuben Wray, actor retirado de los escenarios, es un fanático estudioso de las obras de Shakespeare que se gana la vida dando lecciones de oratoria. Al llegar con su familia a un nuevo hogar en Tidbury-on-the-Marsh, Reuben atrae la atención de algunos de los nuevos vecinos a causa de una caja de caudales que ven oculta bajo su capa. Los lugareños suponen que Wray y su familia son ricos, aunque la caja contenga solo la «máscara robada», réplica en yeso del busto de S... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (6) Ver más Añadir una crítica
Inquilinas_Netherfield
 28 November 2017
"Un Dickens y un Wilkie al año, todos los años de tu vida". Este ha sido uno de mis mandamientos como lectora durante mucho, mucho tiempo, solamente roto durante algún que otro año (de los recientes sobre todo), en los que no me da la vida para más. Pero siempre, sea novelón, o sea nouvelle, sean relatos, o sea lo que sea, intento no faltar a mi cita. de Dickens, porque es Dios. Y punto. de Wilkie, porque no solo era amigo de Dios, sino que además era un gran novelista y fue pionero en géneros como el policíaco, que tantos adeptos suma hoy en día. Soy muy fan de Wilkie, siempre lo he sido. Tiene algo de morralla en su bibliografía porque su producción fue extensa y, perfecto, como digo, solo Dickens (sí, soy groupie total), pero es de esos autores que hasta lo más modesto lo hacía grande. Menudo par de elementos fueron estos dos, Charlie y Wilkie, cuantos claroscuros... es de esas amistades literarias irrepetibles que dan pie a imaginar mil cosas (al hilo de esto, muy recomendable La soledad de Charles Dickens, de Dan Simmons, ya que estamos).

Me voy por las ramas, lo sé. Sigo. Quizás esto es algo que solo saben aquellos que conocen la vida y obra de Dickens, pero fue él quien recuperó la celebración de la Navidad tal y como la conocemos hoy en día. Además, tenía por costumbre publicar un relato en esas fiestas, costumbre que siguieron otros autores ingleses y que nos lleva a La máscara robada, la novela corta que reseño hoy y que fue publicada en 1851... muy, muy al principio de la carrera como escritor de Collins, y año en el que, por cierto, conoció a Dickens. Esta historia, por tanto, fue un regalo de Wilkie para sus lectores con motivo de la Navidad, aunque lo cierto es que se nota a leguas que la Navidad es solo la excusa para publicar la novela. Vamos, no es el motivo de la historia, ni está ambientada en ella (no al menos en un 98%). Es, por poneros un ejemplo, como cuando te dicen que escribas un relato que contenga una palabra concreta, y tú escribes lo que te parece bien y ya te apañas para meter esa palabra en contexto como puedes. Pues eso es la Navidad en La máscara robada. Y le quedó rebonica. Listo que era mi Wilkie.

La historia gira en torno al monumento funerario de Shakespeare que, en forma de busto, hace siglos que ocupa su lugar en la Holy Trinity Church de Stratford-upon-Avon, donde fue bautizado y está enterrado. Podéis ver el busto en la portada de esta misma edición de Funambulista. Además, Collins nos cuenta que está basada en un suceso real, cosa que, a día de hoy, sigo sin poder verificar... que si lo dice él será verdad, pero yo para mí que intentó darnos gato por liebre :)

El caso es que tal y como dice la sinopsis, un mediocre y anciano actor de teatro, Reuben Wray, ama a Shakespeare y su obra más que a nada en el mundo, y un buen día decide hacer una réplica en escayola del rostro del busto del bardo. El hecho se descubre pero no al autor, así que cuando oye por casualidad que cuando pillen al responsable lo meterán en la cárcel de por vida, decide huir de Stratford-upon-Avon junto a su adorada hija, Annie, y un muchacho que los acompaña donde quiera que vayan, Julio César. Esa máscara es su posesión más preciada, lo que da sentido a su vida, y por eso la lleva metida en una caja de caudales. Pero claro, a ojos de gente mal pensada o, pongamos, a ojos de bandidos y maleantes... ¿qué otra cosa puede haber dentro de una caja de caudales sino dinero? Ay, la que se puede liar...

Esta historia contiene muchos de los ingredientes de las novelas que han hecho famoso a Wilkie Collins, solo que de manera muy condensada a causa de la escasa longitud. Collins era un experto en escribir muchas novelas de menor enjundia y aun así contar buenas historias y muy entretenidas. ¿De qué ingredientes hablamos entonces? Pues tenemos la intriga (no mucha, la justa y necesaria, una pizquilla, que no es un libro per se de misterio), tenemos una historia de amor (de fondo, nada predominante, con cierta dosis de humor y para nada empalagosa), un poco de sensation novel (Wilkie fue uno de los precursores de este género junto a Mary Elizabeth Braddon, y aquí no podía faltar... qué melodramática era la gente del XIX, oiga) y el inevitable toque de humor (de esto se encargan sobre todo dos personajes: Julio César, muy a su pesar, y Colebatch, muy a propósito y encantado de la vida de ser tan histriónico).

¿Pero qué es lo que llama sobre todo la atención en esta novela? La adoración sin paliativos por William Shakespeare y, sobre todo, por sus obras. Todo en la vida de Reuben Wray gira alrededor tanto de uno como de las otras. Cada suceso de la vida, cada cualidad inherente al ser humano, sus defectos, las virtudes... todo tiene su reflejo en una u otra obra de Shakespeare. Cada recuerdo que Wray atesora, cada honor que ha recibido en su vida, todo lo que alguna vez ha conocido, está asociado al bardo porque, tal y como dice en cierto momento nuestro protagonista: ¿Qué es Shakespeare sino un gran sol que brilla sobre la humanidad, lo mismo sobre grandes que pequeños?

Collins se toma su tiempo, y digamos que la mitad de las páginas las dedica a introducirnos en la historia y presentarnos a los personajes y sus idiosincrasias, y es en la otra mitad donde se mueve la trama y lo que da vidilla a la historia, pero la una sin la otra no son nada y cada una de las páginas merece mucho la pena. Y aviso, porque sé que hay gente que le molesta (Norah, no te miro): el narrador nos habla por aquí y por allá continuamente. Pero es un encanto, que conste, así que aunque alguien no sea partidario de estas cosas, que le dé una oportunidad. Justo arriba, en la foto, se ve un ejemplo clarísimo, pero dejo por aquí otro mucho más directo que ilustra perfectamente lo que digo:

"Quizás a estas alturas estén cansados de estos tres personajes tan familiares y sencillos como son el señor y la señorita Wray y Julio César el carpintero. Además, sospecho firmemente que están realmente ansiosos de tener un pequeño estimulante literario proporcionado por la figura de un villano. Probarán este estímulo por una doble vía ya que tengo dos maleantes completamente preparados para ustedes en este capítulo"

En definitiva, quien admire a Shakespeare, debe leer La máscara robada. Quien sienta curiosidad sobre cómo funcionaban las bambalinas de un teatro en el XIX, se encontrará aquí un retrato nostálgico y yo diría que no tan ficticio desde el punto de vista del que no triunfa y se contenta con vivir entre ellas. Y para quien le guste Wilkie Collins, verá que en esta historia no falta nada de lo que ha hecho famosa su obra, aunque sea en pequeñas dosis. Quizás el motivo más peregrino para comenzar su lectura sea la pretendida aureola navideña, pero vamos, que quien la busque, también la encontrará.

Wilkie no engaña. Promete al principio una trama sencilla, escrita de forma llana y familiar, como si se la narrara a unos amigos. Y eso hace. Sin más. Y por eso esta historia es una delicatessen con pinta de obra menor pero que da gusto sentarse a leer. A ver si me da tiempo a leer otro Wilkie antes de que termine el año, y compenso el abandono del año pasado. Ay, de verdad, qué sacrificada es la vida del lector... xD.
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MayteRatitadebiblio
 14 May 2022
Wilkie Collins es uno de mis autores clásicos favoritos, su dama de blanco y su piedra lunar me han tenido fascinada de principio a fin en todas las ocasiones en que los he abordado, al igual que muchos de sus relatos policíacos y de misterio, así que cuando @editorialfunambulista me dio la oportunidad de adentrarme en este pequeño relato del autor me tiré de cabeza.

¿Qué me he encontrado? Me he encontrado la narrativa y el estilo maravilloso al que me tiene acostumbrada, pero sin embargo no me he topado con una trama atrapante y adictiva como en otras ocasiones.

La máscara robada es un relato breve y delicioso, que Wilkie Collins escribió como un pseudo homenaje a su amigo Charles Dickens en un intento de emulación de los tradicionales cuentos de Navidad. En ella, nuestro protagonista, obsesionado con Shakespeare y su obra, consigue de forma truculenta hacerse con la copia de uno de sus bustos, esta posesión le llevará por el camino controvertido de poseer algo que le hace feliz a la vez que poseer algo que le martiriza. La obra, un anecdotario de sucesos y personajes fabulosos con ciertos halos de misterio, es una historia de anhelos frustrados con hermosos guiños al autor inglés, al mundo del teatro, y a las pequeñas ilusiones que dan sentido a nuestros días. Una historia basada en hechos reales, con una premisa muy potente que sin embargo se va diluyendo poco a poco hasta un final que nos deja bastante indiferentes.

¿Si me ha gustado? A mí de este autor, todo. ¿Recomendable? Si te fascina este escritor y quieres darte un pequeño piscolabis con una historia corta y fresca, adelante. Si es tu primer acercamiento a Wilkie Collins quizá no sea la mejor manera de comenzar, te llevarás una idea equivocada de la magnitud de su obra.
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Celia_0504
 22 November 2021
Habia leído criticas tibias de esta novela corta, y, aunque me ha gustado y entretenido, tampoco me ha emocionado. Wilkie Collins es uno de mis escritores preferidos, me encantan sus novelas y cuentos, pero aquí ha tenido una buena idea que no ha terminado de cuajar. La premisa de la que parte la historia es excelente y original, la trama se deja leer y se ve el toque característico del autor en la misma y en la forma en que están caracterizados los personajes, que siguen modelos que podemos leer previamente en otros de sus trabajos literarios. Resulta interesante ver como el autor hace a su manera un cuento corto, y crea algo muy de su estilo, basado en un misterio y en personajes entrañables.

Pero en eso se queda la historia. No hay nada en ella que marque al lector, se queda igual que cuando la empezó. No hay ningún giro de guion destacable, los personajes están muy bien construidos pero no tienen el suficiente impacto para destacar o hacer algo que sea realmente interesante, y el argumento se queda en una mera anécdota conforme avanza, ya que se basa en una historia que no tiene mucho de interesante y en la que muchos de sus personajes podrían haber dado más juego.

Y es una pena, porque Collins es un escritor que ha demostrado que en los cuentos se maneja muy bien, mejor incluso que cuando tiene que escribir novelas por entregas, en las que ralentiza la trama al meter escenas y personajes que acaban por mostrarse irrelevantes. Ademas, sino fuera porque los últimos capítulos se ambientan en navidad es una historia que podría darse en cualquier otra época del año. Teniendo en cuenta que se publicó un año después del célebre “Canción de Navidad” del amigo de Collins, Charles Dickens, da la impresión de que el primero trato de crear una obra que pudiera beneficiarse del éxito que había tenido la segunda obra, sin preocuparse demasiado de qué tipo de historia navideña ofrecía al lector.

“La Mascara Robada” no es un cuento horrible, ni mucho menos, se lee bien y rápido, y entretiene. Pero no es lo mejor que ha dado la pluma de uno de los mejores escritores victorianos, siendo una obra fácilmente olvidable.
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Noni
 25 November 2023
Reuben Wray fue un actor aficionado devoto de las obras de Shakespeare y fervor admirador del escritor que, pasado el tiempo de esas incursiones, sin mucho éxito todo hay que decirlo, teatrales y ya entrado en años se instala en Tidbury-on-the-Marsh, "elegante zona residencial de provincias", con su sobrina Annie y Martin Blunt (alias Julio César) carpintero y pretendiente enamorado de la joven. Una pequeña y entrañable familia que pasará los momentos más angustiosos de su existencia cuando la caja de caudales donde el señor Wray guarda como un tesoro, para él desde luego lo es, una réplica en yeso de la máscara mortuoria del mismísimo Shakespeare sufre un intento de robo.
"Cerró la tapa con cuidado y la volvió a apoyar en la silla, pero no cerró la caja de caudales en toda la noche, jamás giró la llave en la cerradura."
Terrible error, pero aún más, ¿a quién se le ocurriría guardar de esa manera, engatusando con ello a los ladronzuelos de la zona, un simple trozo de yeso? Dado que el señor Wray ya está muy mayor, ¿logrará sobreponerse al tremendo disgusto que ha sufrido? ¿Conseguirá Julio César (apodo que debe al único papel que interpretó... ¿O debo decir malinterpretó?) la mano de Annie a pesar de este terrible contratiempo? ¿Llegará la sangre, en este caso el yeso, al río?

Wilkie Collins, amigo de Charles Dickens, publicó esta obra en diciembre de 1851 en homenaje a Cuento de Navidad. Las peripecias de la familia Wray hasta el momento del desenlace narradas con desparpajo e ironía demuestran el peculiar sentido del humor del autor cuya vida es digna de la mejor de las novelas góticas. al parecer, debido a la afición que sentía por el láudano, sufría de alucinaciones que le llevaron a creer que compartía su casa con un doble suyo al que apodaba Fantasma Wilkie.
La máscara robada no es una historia gótica, ni siquiera una historia de fantasmas, en realidad es, como dice el final del libro, ¡un cuento de Navidad!
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Sai_Miluka_bibliophile
 07 February 2022
En diciembre de 1851 Wilkie Collins decide regalar a sus lectores su particular cuento de navidad alentado por el éxito que había tenido el de su amigo Charles Dickens (a quien Vi dedica su té de este año); siendo Wilkie no debemos esperarnos un cuento de navidad al uso, así que nos encontraremos a un actor mediocre reconvertido en profesor de oratoria, con una vida complicada, una nieta preciosa y encantadora... Y una gran obsesión por Shakespeare. También encontraremos a un carpintero, actor frustrado que se hace llamar Julio César, ingenuo, con un enorme corazón que ha dado a la nieta de nuestro primer protagonista. En tercer lugar, tenemos a la nieta que ya hemos nombrado dos veces, llena de todas las virtudes que de ella se pueden esperar.Y, por último, como la gran protagonista de la obra que es, hace su estelar aparición la máscara de Shakespeare, fuente de todas las intrigas de la historia. ¿Será robada? ¿Será hecha añicos? ¿Unos vándalos que viajan en el tiempo le harán unos grafitis? ¿No le pasará nada en toda la obra? No, ya os digo que esto último no pasará, pues será la mayor fuente de sufrimientos de nuestros protagonistas que os podáis imaginar.
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Citas y frases (2) Añadir cita
Inquilinas_NetherfieldInquilinas_Netherfield09 December 2018
Quizás a estas alturas estén cansados de estos tres personajes tan familiares y sencillos como son el señor y la señorita Wray y Julio César el carpintero. Además, sospecho firmemente que están realmente ansiosos de tener un pequeño estimulante literario proporcionado por la figura de un villano. Probarán este estímulo por una doble vía ya que tengo dos maleantes completamente preparados para ustedes en este capítulo.
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Inquilinas_NetherfieldInquilinas_Netherfield09 December 2018
¿Qué es Shakespeare sino un gran sol que brilla sobre la humanidad, lo mismo sobre grandes que pequeños?
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Videos de Wilkie Collins (3) Ver másAñadir vídeo
Vidéo de Wilkie Collins
Wilkie Collins; "Armadale". "Wilkie Collins teje una trama envolvente y seductora rebosante de suspense, intriga y golpes de efecto, que brega entre identidades confusas, maldiciones heredadas, rivalidades amorosas, espionaje y asesinatos. Un melodrama que sirve al autor para desarrollar el asunto de la identidad y la amistad".
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