Un compendio de desgraciadas situaciones , llevan a la protagonista a encauzar su vida en París. Y vaya que será complicado, deberá luchar con el propietario de la chocolatería, con sus compañeros, con el hijo del dueño, con su co-inquilino de piso, el idioma, con eso de extañar a sus amigos lejanos, y con el amor. Una lectura con reminiscencias de nostalgias, a cada paso una dificultad, que superará con esfuerzo, una pérdida entrañable y al fin la satisfacción lograr la meta anhelada. Quién dijo que las novelas "feel good" no pueden tener escalones amargos? Como decimos a menudo: una de cal y una de arena. |