Un cuento de brujas

"Un cuento de brujas" sigue la misma estructura tipo cuento que veíamos en la primera parte. Ese aura inocente con personajes ligeramente infantilizados, gran abundancia de diálogos, descripciones sencillas, una trama completamente lineal... Lo que lo convierte en una lectura ideal para un público joven. Aunque como ya comenté en su día, considero que tiene una gran cantidad de elementos pensados para contentar también a ese público adulto que sigue dispuesto a creer, a soñar y a imaginar.


Una vez más nos encontramos con una gran cantidad de enseñanzas escondidas entre las páginas del libro. Quiero destacar, muy positivamente, cómo se habla de temas como la ansiedad, la depresión, qué es la felicidad y el papel decisivo que juega nuestra mente.


A pesar de las muchas semejanzas con el primer libro, hay también varias diferencias y es que en esta ocasión vemos un poco menos de la magia bondadosa y resplandeciente propia de las hadas que era el eje principal del primer libro. Con este, nos adentramos en un ambiente más negro y misterioso mucho más propio de brujas (nada que nos deba pillar por sorpresa si tenemos en cuenta cuál es el título del libro), con sus maleficios, sus encantamientos y sus pócimas.


Si bien es cierto que "Un cuento de magia" me gustó algo más por la inocencia y la ternura que desprendían sus páginas, no por ello he dejado de disfrutar de "Un cuento de brujas": Y ese final abierto, que acaba con la promesa de una tercera entrega con una fuerte dosis de acción, me ha dejado con ganas de más.