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Los últimos días los he pasado en un pueblo costero de la Bretaña francesa con Phil y Vinca, dos amigos que, después de pasar todos los veranos de su vida juntos, se dan cuenta de que algo ha cambiado entre ellos. Aunque no quieren aceptarlo y no entienden qué les pasa, los juegos infantiles y las jornadas de pesca se llenan ahora de sentimientos contradictorios, reproches, celos y despertar sexual. La prosa de Colette me ha hechizado con su sutileza y sus evocadoras descripciones me han trasladado a los acantilados, donde el olor de mar se mezcla con la de lavanda; y a los días de verano cuando estábamos a caballo de la infancia y la adolescencia y nos sentimos en alguna ocasión como Phil o Vinca. |
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