Maldad

Empecé a leer la novela en Canarias, junto a la piscina, y si os soy sincera me di cuenta al poco que no me apetecía, en ese momento, leer sobre trabajadores amargados en sus cubículos ¡qué estaba de vacaciones, hombre! Leer sobre trabajadores que sufrían ataques de nervios por culpa de su jefa, que no podían dormir y que añoraban trabajos mejores me traía malos recuerdos, pero como ya lo había comenzado y la verdad es que la sinopsis me atraía mucho, seguí pacientemente con la lectura, entre chapuzón y chapunzón en la piscina.

Y poco a poco fui enganchándome y deseando saber qué le ocurriría a los diferentes personajes.Comos os he comentado antes, ambas historias transcurren de forma paralela hasta que ¡booom! se cruzan, y entonces se produce la gran hecatombe. Y es que según iba leyendo pensaba ¿y qué tienen que ver ambas historias? E iba atando cabos e intentado unirlas (la clave, por supuesto, estaba en los dos niños traumatizados, Laurie y David pero ¿cómo?).

El receptor de mis hipótesis detectivescas fue mi pobre maridín que tuvo que sufrirlas con paciencia y resignación "¡Ya sé quién es quién!... ah pues no, me he equivocado... ¡Ahora sí, ya lo sé!... Pues no, me he vuelto a equivocar...".

Si os gustan los thrillers y las novelas de suspense, estoy segura que esta novela os gustará como a mi y os mantendrá pegados a la silla intentando averiguar quién es quién en cada historia.
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