Desgracia

Todos tenemos bastante claro lo que la palabra desgracia significa por si sola pero si además viene acompañado de un verbo puede aportarnos una información más concisa de su significado. El protagonista de esta historia, el profesor David Lurie, sabrá lo que es provocar una desgracia, caer en desgracia y sufrir una desgracia.

David Lurie,de 52 años, no percibe que pueda existir algún impedimento moral o físico al respecto de mantener una relación con una alumna de uno de sus cursos.

Las repercusiones de este hecho y su falta de aceptación en la responsabilidad de los mismos provocarán un cambio drástico en su situación personal. Para aclarar sus ideas y poner tierra de por medio, decide pasar unos días con su hija, que gestiona una granja en el campo. Durante esta estancia sucederá un nuevo hecho dramático que hará tambalear todos sus planteamientos básicos.

Novela interesante, de carácter reflexivo y que te mueve a pensar en las actitudes y reacciones de cada uno de los protagonistas y que ofrece una visión realista y un tanto negativa de la Sudáfrica de aquellos tiempos posteriores al apartheid.

A través de un narrador equisciente único, personificado en un profesor de literatura venido a menos tras un escándalo, Coetzee nos arroja a una Sudáfrica post-apartheid en la que el protagonista lo pierde todo y debe reinventarse como persona, luchar por los lazos que le unen a su hija y afrontar un mundo con unas leyes que le son ajenas y que no puede comprender.

Meterse en la cabeza de un hombre como él resulta inquietante y desagradable. Otras veces, te genera cierta ternura el ver como quiere a su hija y trata de protegerla, aunque no acierte a hacerlo de la manera adecuada, o de la que ella necesita. Pues los dos gestionarán la deshonra, la vergüenza, de formas totalmente diferentes.

A medida que la trama avanza y se desplaza a la Sudáfrica más rural me vienen imágenes de mi estancia en aquel país no mucho después de la época en la que está ambientada la historia. Era 2001 y recuerdo que volví muy impactada por la realidad de esa tierra inmersa en un lento y penoso proceso de transformación cultural, económica y social. Aparte de visitar varios proyectos de cooperación locales en otras zonas viajamos a lo más profundo de la zona cercana a Pietermaritzsburg, en la provincia de KwaZulu-Natal, el reino de los zulúes. Lo que allí me contaron y vi me dejó devastada, asustada ante lo que la naturaleza humana es capaz de hacer cuando no existen constructos sociales que lo frenen. La violencia es estructural, latente y patente. Y no se aleja mucho de lo relatado en esta novela, quizás la novela sea más suave.

Tras leer la escena final (un final abierto, como la vida misma) y cerrar el libro tuve que inspirar profundo, mi mente vagando ausente, mi alma doliente, imaginando qué más miserias habrían de afrontar los personajes en ese mundo cruel y sórdido en que debían vivir.

Mucho se ha dicho de Desgracia, pero que no os asuste. Lo que nos cuenta está sutilmente imbricado en la forma de ver la vida de los protagonistas, principal y secundarios, y debéis leerla con los ojos bien abiertos.

¿Qué otras novelas de este autor os han gustado?

Desgracia funciona como un destornillador que va apretando las clavijas al profesor de universidad David Lurie. Coetzee lo maneja con precisión y firmeza haciéndole caer en desgracia. Los actos y la forma de pensar de David Lurie no me gustan absolutamente nada y como lector me agrada esa ración inicial de karma, pero entonces comienza una segunda parte mucho más rural y mis sensaciones cambian porque el autor no afloja. al revés, Coetzee sigue apretando y llega un punto en el que todo lo que leo me parece injusto.

La novela está muy bien narrada, toca diversos temas como el amor, el placer, el dolor, la muerte, el mundo animal, las relaciones paterno filiales… y está ambientada en la Sudáfrica post apartheid.

Como buen optimista siempre tiendo a pensar que “lo mejor está por llegar”, pero en ocasiones el gran destornillador de la vida tiene otros planes y sigue apretando. Cuando a una desgracia le siguen otras aún más grandes solo nos queda intentar adaptarnos y sobrevivir.

Desgracia es una novela dura. Una historia donde aprendemos que hay sentimientos profundos que no se pueden expresar con palabras. Una historia hecha con palabras que habla sobre sentimientos profundos.

Me ha gustado, pero no sé si la recomendaría.

"Para ser un hombre de su edad, cincuenta y dos años y divorciado, a su juicio ha resuelto bastante bien el problema del sexo" 

✒️ Me era desconocido J. M. Coetzee, Nobel de Literatura.Reconozco que  elegí su novela, publicada por @randomhouse, no sólo por el destello - imagino merecido- de su premio sino por su portada. 

✒️ Los galgos fueron los perros de las estancias vacacionales en mi pueblo materno. A la colonia de Carlos III de la Carlota, desierto cordobés repoblado con emigrantes centroeuropeos. 

✒️ Galgos. Animales de noble estampa, de estilizada figura, siempre temblando, no sólo por su falta de grasa sino por el maltrato de - no en todos los casos- por parte de sus dueños. 

✒️ Confieso que el tema de la historia con que se inicia el relato de Coetzee es el que más rehuyo leer. Pero ahí está. Una historia dura, contada con prosa firme y sobria.

✒️ Las consecuencias del apaciguamiento de su deseo sexual le acarreará el rechazo de todos y su refugio, lejos de la capital de Sudáfrica, en una granja  donde habita su hija. 

✒️ Los códigos de comportamientos, de negros y blancos, no son iguales ni en los individuos ni en los distintos ámbitos geográficos…
Los galgos no son para la ciudad 

✒️ Cuestiones políticas, personales, éticas,... son tratadas por Coetzee con su acerado lenguaje. 

David Lurie es un profesor que con dos divorcios a sus espaldas y su soledad a cuestas no tiene más aspiraciones que apaciguar o no sus deseos hacia una alumna.
Cuando el escándalo sale a la luz, David, incapaz de inculparse por su acto, se niega a pedir perdón en público por lo que debe renunciar a su puesto de trabajo en la universidad.
Es entonces cuando decide ir a ver a su hija a una granja apartada en Sudáfrica. Allí sucederá un violento hecho que hará tambalear esa soberbia de David y escuchará por primera vez y de mano de su hija, cómo se siente una mujer cuando aquello sucede. Será cuando a David se le cambiará su mundo, aquel mundo en el que la tolerancia es muy alta y en el que el diálogo prima sobre cualquier acto físico. Pero no en aquel lugar donde vive su hija, no hay juicios de valores sobre según qué, nadie habla sino que se actúa y se aguanta, sin más.

Este es un libro que comienza siendo un amorio entre un hombre mayor y una estudiante, una joven y al parecer sumisa estudiante, pero después de acontecimientos que hacen pensar al lector que la historia es del purismo occidental, la trama da una vuelta hacía la "desgracia", como el mismo nombre. sudafrica es un país de contrastes, al igual que todo ese continente.
La mitad del libro me parecio tan deprimente, es que el mismo protagonista va teniendo un cambio, y no es para un crecimiento, sino que se va encogiendo en su vejez y su preocupación. al igual que su hija, es una mujer tan extraña, no se como entenderla, de verdad traté a lo largo del libro comprender, pero ella misma dice en una parte que jamás podré entenderlo, porque soy hombre y hay cosas que si son solo para mujeres.
Y luego toda esa tristeza, esa atmosfera de dejadez, de abandono absoluto, porque ni siquiera el gobierno esta presente, es la gente, es el pueblo el que vive y ya.
Este libro lo compré hace dos años, y hasta ahora lo leo. Creo que ese tiempo fue prudente, tal vez antes no hubiera podido con tanta crudeza.

Este libro lo he leído para el reto de lectura de literatura africana 2024, iniciado por @anarresyurras.
El libro es de un escritor blanco de Sudáfrica, que ganó el premio Nobel en 2003, J.M. Coetzee. Esta novela se publicó en 1999.
El libro trata con crudeza abundantes temas que estaban vigentes en Sudáfrica en aquel momento, como el racismo, la violencia, la desigualdad social, el machismo etc, pero todo sin filtros, con toda la agresividad y crueldad de esos tiempos convulsos.
Todo comienza con David Lurie, un profesor de universidad de cincuenta y dos años que imparte poesía a sus alumnos. No es el trabajo de su vida, aunque sí le gusta la poesía. Lleva dos divorcios a cuestas, tiene una hija, fruto del primer matrimonio, que vive con otra mujer y se acuesta los jueves con una amante contratada por la que llega a obsesionarse y seguirla por la calle. Cuando ella le deja, se encapricha de una alumna de dieciocho años y comete abuso de poder con ella y prácticamente la viola aprovechándose de su superioridad física. Está contado en primera persona por lo que te imaginas perfectamente cómo piensa su cabeza, cómo resta importancia a ciertos detalles tales como el consentimiento y el acceso a datos confidenciales. Cuando se descubre el pastel se va a vivir con su hija a la granja en la otra punta del país, en una zona donde hay mucha más violencia que d0nde él vive.
Allí, será "pagado" con una violencia inaudita y lo bueno son las discusiones que tienen padre e hija, donde su hija ya es adulta y dueña de su destino y eso él no parece entenderlo.
El texto es duro, es extraño, porque a pesar de caerte fatal desde el principio, gracias a su falta de escrúpulos, luego te da como pena dado el desarrollo que lleva.
Te sumerge de lleno en una Sudáfrica de película de terror, con la ley del más fuerte.
Mientras ocurre todo esto él quiere escribir una ópera acerca de Byron, de sus últimos años y, es en este acto en cuestión, donde desarrolla la vida que no tiene en realidad, sus anhelos, sus sueños no cumplidos, y donde va evolucionando hasta un amargo final, que pone la piel de gallina. Y entonces, es cuando entiendes el título y la portada.
Para el reto ha sido un comienzo fuerte, pero la tenía una de mis hermanas por casa. Espero continuar con algo más suave, pero no sé si habrá, África en un continente difícil.
¿La habéis leído? ¿Os causó el mismo desasosiego e intranquilidad que a mí?
Por cierto, todo escrito maravillosamente, sin adornos, con la cruda realidad tal cual es en la novela.

Se desarrolla en Sudáfrica, Ciudad del Cabo, donde David, un profesor universitario seduce a una de sus alumnas, treinta años más joven y el escándalo sacude a toda la comunidad estudiantil; lejos de disculparse prefiere renunciar a su puesto de trabajo e irse un tiempo al campo donde su hija Lucy tiene una granja; estando allí se dará cuenta de que las desgracias no vienen solas...

Una historia realmente dura, violenta, con situaciones frustrantes, toca temas como el machismo, el resentimiento, la miseria, la rabia e impotencia, la capacidad de cambio, de adaptación o resignación, la vida rural en contraste con la ciudad, los conflictos raciales, las diferencias culturales, hasta el amor por la tierra y los animales

En esta vida, lamentablemente, nadie está exento de caer en desgracia, la cuestión quizás esté en asumirla con dignidad. Me ha gustado es fácil de leer, engancha y para lo corta que es (algo más de 250 pág), me ha dejado como si me pasara una apisonadora por encima

J.M Coetzee, ganador del Nobel de Literatura en 2003, es un escritor reconocido por retratar de forma prodigiosa a la sociedad africana. Confieso que este es mi primer acercamiento a la lectura de este autor, con este libro titulado Desgracia. El titulo fue traducido en español con ese nombre, pero, en realidad, el autor lo llamo Disgrace, deshonra en castellano que casa bastante mejor con el contenido de la obra. Fue publicado en 1999 y está ambientada en la Sudáfrica del pos-apartheid donde una nueva realidad se impone en el territorio y sociedad del momento.

David Lurie es un profesor de cincuenta y dos años, divorciado que tiene una hija llamada Lucy que vive en el campo. Tras un escándalo por mantener una relación con una alumna es expulsado de la universidad y decide abandonar la ciudad para ir a vivir con su hija. Allí, conocerá otra forma de vivir, de reglas y pensamiento, y, sobre todo como la violencia en un día cualquiera, pero aciago, todo puede cambiar.

Nos encontramos ante una novela dura, áspera que aúna infinidad de temas como el paso del tiempo hacía la madurez y vejez, todo ello enmarcado en un contexto social- político que arroja todo su peso, tal si fuera un puñetazo de realidad para el protagonista en su vida y relaciones de amistad como de familiares. Este es un golpe violento que lo azota y lo cambiará para siempre. También hay un paralelismo muy interesante entre el mundo animal y humano, acercando ambos planos de existencias en sus concordancias y discrepancias. La oposición de la vida rural con la urbana, asimismo, hace acto de presencia en segundo plano y marcará un devenir en David en su comportamiento y acciones dependiendo en que ecosistema se maneje, y, por supuesto, el amor, pero un amor como anhelo de vida, de mantenerse apegado a la existencia y alejar al fantasma de la muerte y la soledad.

Todo fluye en una línea de realidad narrado de forma natural, sin sesudas reflexiones. No obstante, deja campo a reflexionar una vez terminada la novela sobre la postura adoptada de los personajes, así como los temas anteriormente mencionados. Si bien, a David podemos llegar a comprenderle en su resolución, no queda clara la de su hija. David es consciente de que su tiempo ya pasó, y asistimos a un proceso de resignación y resistencia a partes iguales por mantenerse útil para si mismo y los demás. En cambio, Lucy es un misterio. Quizás sean sus decisiones fruto del miedo, quizás de su deseo de adaptación al mundo. Lo que, si queda claro, que cada uno debe labrarse su vida propia con sus logros y sus fracasos.

La novela deja un sabor agridulce, está bien narrada y sus temas son lo suficientemente interesantes, pero a modo personal, le falta mayor profundidad en los temas que aborda y hay algunas cosas que no terminan de cuadrar en la trama. No obstante, estamos ante una novela recomendable y, sin duda, leeré más del autor.
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Una novela fácil de leer pero dura de digerir. Una lectura maravillosa que deja un sabor amargo en la boca. A mí este sabor me duró muchos días después de haber llegado a la última página.

Reconozco que leí Desgracia (1999), de J. M. Coetzee sólo después de que a este escritor sudafricano le fuera concedido el Nobel de literatura. Y fue todo un descubrimiento.

El título juega con dos acepciones de la palabra inglesa Disgrace, que en unas ocasiones podemos leer como “desgracia” y en otras como “vergüenza”.

Aviso: Esta humilde reseña contiene algunos spoilers. No he sabido cómo escribirla sin evitarlos.

El protagonista de la historia es David Lurie, un profesor de literatura de la Universidad de Ciudad del Cabo. Un hombre maduro, egoísta y soberbio, aburrido de su trabajo y consagrado desde su divorcio a tener aventuras sexuales con prostitutas y jóvenes alumnas.

Toda su cómoda rutina se viene abajo cuando vive una historia amorosa con una joven que acude a sus clases, Melani Isaacs. Arrastrado por su obsesión hacia ella, de repente se convierte en el centro de un escándalo que le cuesta su puesto de trabajo y ser señalado por todos. Lurie “cae en desgracia”.
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