Lo mismo paso con la iglesia a la que pertenezco. Matamos en nombre de Dios, torturamos en nombre de Jesús, decidimos que la mujer era una amenaza para la sociedad y suprimimos todas las manifestaciones de los dones femeninos, practicamos la usura, asesinamos a inocentes e hicimos alianzas con el diablo. Aun así , dos mil años después todavía estamos aquí.
|