La coleccionista de noches vacías

Tenía ganas de estrenarme con Lorraine Coco. Otros lectores de romántica hablaban de ella y un día por otro... el tiempo iba pasando. Que uno de sus títulos quedara finalista en el pasado Premio Literario Amazon ha sido el revulsivo para ponerme con Lorraine de una vez por todas; además, justamente ese, me encantaba (y me encanta).

La sinopsis me parece fantástica, ofrece la información necesaria para hacerse una idea de qué podemos encontrarnos en la novela. Madeline regresa al caserón que pertenecía a sus abuelos y descubre un gran secreto: todo aquel que duerme bajo su techo lo hace plácidamente, sin sueños que le perturben y también sin aquellos más agradables. Las noches son... "noches vacías".

Un tiempo después de descubrir la magia que esconde, Madeline decide abrir una casa de huéspedes y, como os podéis imaginar, a sus puertas llegan personajes con una historia que contar a sus espaldas, personas que huyen de sus fantasmas, especialmente esos que surgen en la noche. Y así, conocemos a un elenco variopinto que me ha gustado. Personas reales con problemas bastante verosímiles que despiertan la curiosidad del lector y están detrás de los giros de una novela que, en mi opinión, se sustenta en ellos: sus personajes.

La coleccionista de noches vacías, además, construye para todos ellos un escenario bucólico y romántico en el sentido estético de la palabra. Y aunque es precioso y en cierto modo importante por ser el responsable de la magia motor de la trama, creo que una vez superado el principio de la novela, pasa a un segundo plano en favor de las historias personales que se tejen en él.

Si cierro los ojos y rememoro esta novela despertando todos mis sentidos, me invade un aroma que me recuerda al realismo mágico. Obviamente, que una casa tenga el poder de hacer a sus huéspedes dejar de soñar es algo sobrenatural o extraordinario, pero sus personajes lo perciben con total normalidad. Y, además, ciertos acontecimientos diurnos que se suceden también están dotados de magia... un punto de esoterismo...

Realmente ha sido una historia de la que he disfrutado bastante. Es una lectura muy ágil que te arranca alguna que otra reflexión bonita. Todos huimos en algún momento de nuestras vidas de la realidad que estamos viviendo, cuando enfrentarla suele ser la mejor la solución pero, mientras encontramos la valentía para hacerlo, ¡qué bien viene un analgésico para el alma!

Sí, ha sido una lectura agradable pero, si tuviera que citar algo que me hubiera gustado menos sería la pareja protagonista: Madeline y Taylor. En definitiva, la parte más romántica de la novela. Ha estado bien, pero me han hecho sentir más otros huéspedes con sus historias personales.

En conclusión, La coleccionista de noches vacías es una novela con encanto y magia, que se lee rápido y deja buen sabor de boca. Un título que me anima a ahondar en más de la autora.


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