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Juan Berrio Martín (Ilustrator)Marta Sánchez-Nieves (Traductor)
ISBN : 8416440506
128 páginas
Editorial: Nórdica Libros (29/01/2016)

Calificación promedio : 4.5/5 (sobre 1 calificaciones)
Resumen:
Poco antes de morir, Chulkaturin decide iniciar un diario con el que se despedirá de este mundo. No sabe qué puede contar, pues se considera, simplemente, un hombre superfluo, prescindible por completo. Su infancia fue normal y no ha hecho nada reseñable en toda su vida. Tampoco se ha preocupado por sus relaciones con los demás. Ni siquiera cuando conoció a Yelizaveta...
El concepto de hombre superfluo, como hombre inteligente, sensible e idealista pero nihil... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (2) Añadir una crítica
Inquilinas_Netherfield
 28 February 2018
No os digo lo mucho que me gustan los clásicos rusos porque ya lo he dicho más de una vez. Sé que se les tiene mucho miedo, que se ven esos tochos de mil páginas y se caen el alma y las ganas a los pies, pero es que la literatura rusa tiene mucho, mucho donde explorar. Y sí, a mí esos tochos me encantan, pero es que hace ya años que descubrí la vertiente contraria, la de las nouvelles, y no sabéis la de tesorillos, la de joyas, que se esconden ahí. Así que quien le tenga miedo a los clásicos en general, y a los rusos en particular, de verdad, empezad por una nouvelle de los grandes, que se leen en un suspiro y son una gozada. Literatura de la buena, de la mejor, condensada en no más de 150-200 páginas.

Ya os he traído alguna de esas nouvelles clásicas rusas de la mano de Tolstói y Pushkin, y precisamente cuando reseñé a Pushkin prometí volver prontito con Turguénev. al final decenas y decenas de lecturas se hacen su hueco y apartan a otras, y quien dice pronto dice año y medio después, pero aquí vengo con ese prometido Turguénev. Y lo hago con Diario de un hombre superfluo, que si os digo que me ha encantado, me quedo corta. Lo he leído dos veces en apenas mes y medio. Con eso creo que está todo dicho. Una joya. Y me da ya miedo utlizar tanto esta expresión últimamente, que de tanto usarla va a perder significado, pero es que lo es.

Chulkaturin es un joven ruso de unos treinta años al que el médico le acaba de notificar que apenas le quedan dos semanas de vida. le aburre no hacer nada, no le apetece leer, pero de ponerse a escribir, no sabe tampoco sobre qué hablar... y decide contar su propia vida. Sabe que no le interesará a nadie, pero aun así, se dispone a ello. Y lo que iba a ser el relato de su vida se centra en su mayor parte en las dos cosas que más le han marcado a lo largo de ella: la relación con su padre (en menor medida) y la única vez que llegó a enamorarse (que ocupa la mayor parte de la narración). El dolor y la humillación de ese amor todavía le hacen daño, y se extiende tanto en contarnos este suceso, y son tan pocos los días que le quedan, que al final será casi lo único que le dé tiempo a narrar. Aun así, esta historia de desamor es suficiente para responder la pregunta que se hace en un momento dado y que es la finalidad de su diario: Bueno, y ahora díganme: ¿Soy o no un hombre superfluo?


Y a todo esto, ¿cuántas veces hemos escuchado la palabra superfluo? ¿Cuántas veces la hemos utilizado para definir a alguien? ¿Cuántos sabemos que ese adjetivo referido a una persona nació, tal y como lo conocemos, con este libro? Chulkaturin se define a sí mismo como un hombre tímido, solitario, introvertido, receloso, desconfiado, nada elocuente... es un hombre tenso, por así decirlo, desde la infancia... y superfluo. le cuesta encontrar la palabra, pero da con ella. Es superfluo. Es prescindible. Se considera innecesario, un excedente, y como tal, le ha tratado la vida.

Diario de un hombre superfluo es muy rusa, y eso se traduce en que se adentra en la exposición existencialista de todas aquellas miserias que nos hacen humanos y que convierten a estos personajes clásicos en universales y sus sentimientos en genéricos para cualquier época y lugar. Pero es que además es muy de su tiempo, y el amor romántico, el desamor, el honor y la consciencia del propio yo son partes esenciales de la trama. Chulkaturin nos habla de cómo amaba a un padre imperfecto que se desvivía por él y rechazaba a una madre virtuosa que le trataba con frialdad, y nos cuenta cómo amó a una joven que le hizo soñar con un yo distinto, un yo más parecido a los demás, y cómo esa ilusión y su posterior desengaño le hicieron cerrar con doble llave para siempre un candado interno que apenas había comenzado a abrir.

Y os cuento esto y diréis, "vaya rollo". ¡Pues no! Porque aquí es donde entran Iván Turguénev y su prosa. Elegante, delicada, lírica en muchos pasajes... Turguénev narraba siempre bonito y sugestivo. Y nada pesado. Que nadie le tenga miedo a eso, la lectura es muy fluida y ágil. Pero es que además en esta obra ironiza sobre cosas que per sé deberían ser dramáticas, y algo que a priori podría resultar patético o trágico, no lo es en absoluto, y consigue sacarte la sonrisa de vez en cuando. Así que en la narración se alterna el intimismo con la ironía, el desamor con la ternura, la sensibilidad con el realismo y el miedo hacia el inevitable final con la resignación del que no puede hacer nada por evitarlo. Y sonríes leyendo, a pesar de la nostagia que desprende toda la narración... porque si no fuese así, si no fuese melancólico, algo fallaría en este lienzo.

De la edición de Nórdica poco puedo decir salvo que es preciosa. Las imágenes que os he ido poniendo por ahí arriba hablan por sí solas. Aparte de las ilustraciones en color a página completa, cada comienzo de capítulo lo hace con una ilustración más pequeña en blanco y negro de trazos más finos y elementales. Es que es bonita hasta decir basta.

Solo puedo terminar diciendo que es de esos clásicos que hay que leer, sí o sí, y que Chulkaturin es de esos personajes clásicos que han pasado a la historia de la literatura. Un hombre que se sentía insignificante, superfluo y que representa, con todas sus contradicciones, el paradigma del intelectual ruso del siglo XIX: aquel que carecía de voluntad y caminaba, a pesar de su inteligencia, titubeante por la vida. Si os acercáis a conocerle, no creo que os defraude.
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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Guille63
 08 March 2023
Comienzo con esta obra mi diciembre Turguénev, y cierro así, de forma tan brillante, mis doce relecturas mensuales de 2022.

“¡Vosotros que estáis vivos, vivid!”

«Diario de un hombre superfluo» es un relato absolutamente conmovedor, revestido de la angustia que causa conocer la cercanía de la muerte, de la melancolía que envuelve el recuerdo de un amor imposible en el que se jugó un humillante e indigno papel, y de la tristeza que se siente por una vida insulsa que acaba en la más absoluta soledad.

“… si al menos una voz querida, melancólica, afectuosa, entonara sobre mi lecho de muerte un canto de despedida, un canto sobre mi propia pena, tal vez me reconciliaría con ella.”

Un hombre, sabedor de su pronta muerte por enfermedad, empieza a escribir un diario por mero aburrimiento. Como motivo elige el momento más crucial de su vida, aquel en el que encontró el amor y fue rechazado. Pero no es la historia de amor, por bellamente que esté descrita, lo destacable de esta obra, aunque sí el amor, entendido como aquello capaz de conferir significado a la vida, sino el gris personaje que encarna el hombre superfluo, aquel cuya anodina vida se extingue sin nada destacable que contar de ella.

“Superfluo. Ni más ni menos. Esa fórmula no se aplica a los demás hombres… Los hombres son malos o buenos, inteligentes o estúpidos, agradables o desagradables, pero no superfluos… No quiero decir, entiéndame bien, que el mundo no pueda prescindir de ellos… Ya lo creo que sí; pero su inutilidad no es su característica principal, su rasgo distintivo. Cuando habláis con ellos, el término “superfluo” no es el primero que acude a vuestros labios. En cuanto a mí, lo único que puede decirse es que soy un hombre superfluo…”

Pero no crean que se van a encontrar con un relato lacrimógeno, aunque en algún momento pueda haber una lagrimita pugnando por salir. El protagonista intenta, y yo creo que consigue magníficamente, mantener a flote su dignidad en un relato escrito sin el pudor que se deriva de la existencia de futuros lectores. En él se presenta en toda su insignificancia, cómico en ocasiones, incluso patético, un ser aburrido que se sabe aburrido y que es capaz de ironizar con sus actos y situaciones. Tanto, que uno piensa si no hubiera corrido otra suerte de haber desplegado más generosamente esa ironía durante su vida.

“¡Ah, naturaleza, naturaleza! Con el cariño inmenso que te tengo y he salido de tus entrañas incapaz incluso de vivir.”
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Citas y frases (1) Añadir cita
Inquilinas_NetherfieldInquilinas_Netherfield28 February 2018
La desdicha de los solitarios y tímidos (tímidos debido a su amor propio) consiste precisamente en que, aun teniendo ojos y abriéndolos muchísimo, no llegan a ver nada o lo ven todo bajo una luz equivocada.
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