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La reseña en español es breve porque hay libros que siento más en su idioma original y por ello, entonces me parece complicado transmitir esos sentimientos en otro idioma. Este ha sido el caso con esta pequeña novela de Sandra Cisneros. Y a pesar que había algunos elementos presentes, los cuales me han hecho odiar otros libros, este no ha sido el caso. de hecho, he quedado honestamente sorprendida, maravillada con la historia de The House on Mango Street y la historia de Esperanza, una adolescente que anhela una casa propia, una vida distinta, algo afuera de la monotonía. A través de sus ojos vamos descubriendo las preocupaciones de una comunidad -en este caso, la latina y chicana en EUA- y el deseo común de salir, de cambiar. ¿A dónde o cómo? Es una buena pregunta que en todo caso no se resuelve del todo en el libro. Pero eso no es lo importante. Esta historia me gustó porque en pocos capítulos, enunciados concretos, se descubren mundos y sentimientos profundos, mágicos. La historia de una chica boricua que baila y baila esperando que algo cambie; una mujer que perdió la razón cuando antes escribía libros infantiles, mujeres que esperan un cambio, sentadas frente a ventanas. Esperanza no es así, y si vida cambiará, aunque no lo lleguemos a ver. Pero el final o el futuro no es lo relevante: lo es la convicción, el anhelo, la promesa de un futuro mejor. No sé si en español este libro tendrá un impacto semejante en el lector -algo que admiro y envidio del inglés es que con enunciados muy sencillos se pueden crear frases bellas, que resuenan en nuestra mente y alma de manera profunda. Esta edición contiene una introducción por la propia autora, la cual es muy valiosa para entender este libro. Cisneros indica que, para ella las historias: "deben ser sobre la belleza. La belleza que está presente para ser admirada por todos, como un rebaño de nubes que pastan sobre nuestras cabezas (...) la gente que está ocupada trabajando para poder vivir merece historias bellas y pequeñas, porque no tienen mucho tiempo para leer y con frecuencia están cansadas..." Yo comparto esa opinión -las historias, por lo menos el arte de la ficción, deben ser bellas, y con ello no me refiero a que haya finales felices, sino en los mundos que crean a través de la narrativa, y a los cuales escapamos y en los sentimientos (buenos o malos) que crean en nuestra alma. Y este libro, sin duda lo logra. |
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