Silogismos de la amargura

Qué bien envejecen las sentencias (más que aforismos) de Cioran. Para quienes no hayan oído hablar de este escritor y filósofo, os podría decir (sarcásticamente) que es como el típico tertuliano de televisión, exasperante, incisivo y deslenguado que, no exento de verdad, pondría nerviosos a aquellos que se estremecen al tener que elegir entre el punto A y el B; ante el brillo letal de la neurosis y la maleabilidad aceptada de los que se llaman a sí mismos normales.

Incluso en literatura (ya no hablemos de la vida) damos por hecho elegir el optimismo, lo edulcorado pero sin que produzca caries en nuestro pensamiento, antes que el pesimismo. Porque no leemos para sufrir o para cuestionarnos, leemos para disfrutar, desconectar o cualquier otra manida forma de decir que nos protegemos tras un puñado de páginas para no experimentar el desangelado punto y final de la interrogación. Para quienes se quieran acercar a la amarga trastienda de la existencia  os recomiendo que leáis este autor.

Concretamente en este libro, publicado originalmente en 1952 y que incluso hoy es una apuesta arriesgada editorialmente, Cioran nos habla de algunos temas que son un leitmotiv a lo largo de su obra: la desesperación, la muerte, la religión, la historia, el tiempo, el vacío y un largo etcétera que, sin embargo, termina por repetirse, no en vano el autor no niega el ser de sus obsesiones.

Dentro de este compendio de aforismos, hay algunos brillantes y otros que rozan el tedio, precisamente por esa insistencia del examen exhaustivo de cada hebra de cuerpo y alma. Pero al tratarse de frases breves, una especie de píldoras de pensamiento, la lectura de casi cualquier libro del autor pueda hacerse tal y como desgranamos uva por uva el racimo, sin miedo al empacho, porque tú decides hasta qué punto puede inmovilizarte el cuestionamiento.

Pese a la dureza del título y de las palabras de Cioran, no puedo evitar sonreír ante algunas de sus frases, como quien sonríe por estrategia para no acabar dando la razón ante quien te expone punto por punto la fragilidad y el fracaso de tus concepciones y tus máscaras.
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