El club de la lucha

Finalmente, te quedas atrapado en tu precioso nido y los objetos que solías poseer ahora te poseen a ti.

No sabía bien qué era la vida porque no tenía con qué contrastarla. ¡Ah!, pero ahora conocía experiencias de agonía, muerte, dolor y pérdida; llanto, temblores, terror y remordimientos. Ahora que sabe a dónde vamos todos, Marla disfruta cada instante de la vida.

Lo máximo que podías esperar de la perfección era un instante.

Un minuto era suficiente, dijo Tyler; hay que trabajar duro para lograrlo, pero por un minuto de perfección valía la pena el esfuerzo. Lo máximo que podías esperar de la perfección era un instante.

La libertad consistía en perder toda esperanza.

«El insomnio es sólo un síntoma de algo más profundo. Descubra cuál es el problema. Escuche a su cuerpo».

Cualquier cosa de la que puedas estar orgulloso acabará en el cubo de la basura.

Se trata de una cuestión de cariño más que de amor, de propiedad más que de posesión.

La primera regla del club de la lucha es que no se puede hablar del club de la lucha.

Si el hijo pródigo nunca se hubiera ido de casa, el ternero cebado seguiría vivo.