Matar un reino

Lira es conocida como la Perdición de los Príncipes tanto dentro como fuera del mar, título que se ha ganado a pulso. Hija de la Reina del Mar, desde su doceavo cumpleaños lleva arrancando corazones a los príncipes para demostrar su posición como la futura reina y para ganarse el respeto y la admiración del resto de sirenas, así como el terror de los humanos. Sin embargo, cuando acompaña a su prima Khalia a la caza de un corazón para ella, Lira también obtiene uno, quince días antes de su próximo cumpleaños. Esto enfurece a su madre que tiene unas reglas muy estrictas acerca de esto. La reina no tolera que nadie la contradiga o no acate la ley y tiene que hacer que su hija aprenda la lección. Para ello, la ordenará arrancarle el corazón a un simple marinero. Esto para Lira es una burla y una humillación puesto que parte de su fama y de su poder recae en el asesinato de príncipes, no de vulgares humanos. Por lo tanto, decide que su próximo objetivo, para complacer a su madre, será arrebatarle la vida al príncipe Elian, conocido como el Asesino de Sirenas.

Pero su madre tan solo ve este gesto como una insubordinación por parte de Lira y un intento por menoscabar su autoridad como reina, no como un tributo. Así pues, para que de una vez por todas aprenda la lección, la condenará a lo que más aborrece: la convertirá en humana. La condición para regresar a su casa, el mar Diávalos, y ser de nuevo una sirena es que, si tanto quiere el corazón del príncipe Elian, tendrá que arrancárselo mientras es una humana, sin ninguno de sus poderes de sirena. Lira está dispuesta a hacer lo que sea para matar a Elian y reclamar el trono de su madre. Y Elian está dispuesto a hacer lo que sea para matar a la Perdición de los Príncipes y liberar a los humanos del reino de terror que han instaurado las sirenas en el océano.

Este trepidante retelling de la sirenita nos ofrece una visión más cruenta que la presentada por el clásico de Disney, mucho más cercana a la versión original. Tenemos a personajes que, aunque tienen una ligera reminiscencia a los ya conocidos, son diferentes y tienen su propia personalidad y esencia.

Lira es una joven que ha crecido bajo el mandato férreo de su madre, la Reina del Mar. Lo que más desea es complacerla y que la vea como una hija digna de heredar su trono y de ocupar su lugar, no como alguien insignificante que no es lo suficientemente cruel o lo suficientemente buena como para ser la próxima reina. Su madre considera que Lira muestra aspectos demasiado humanos (como compasión hacia su prima o arrepentimiento) que no corresponden a lo que debería ser una verdadera reina. Por eso, Lira ha pasado toda su vida intentando convertirse en una princesa digna de los suyos, arrancando corazones a los príncipes humanos y enterrándolos en la arena, demostrando así que puede ser tan cruel y sanguinaria como su madre. Cuando esta la convierte en humana para moldearla y castigarla, Lira lo ve como la mayor humillación posible, pues ya no es la brutal y asesina sirena conocida como la Perdición de los Príncipes, sino que se ha convertido en la presa. Será rescatada del mar por el príncipe Elian, lo que le dará la oportunidad de subir a bordo de su barco, el Saad, y compartir espacio con él y su tripulación. El plan de Lira consiste en ganarse su confianza para, después, tradicionarlos y matar al príncipe, llevándole el corazón a su madre.

El príncipe Elian, por su parte, es el futuro rey de Midas, un reino próspero cubierto de oro. Sin embargo, no es lo que él desea. Ama el mar por encima de todo y la libertad de navegar por él con su fiel tripulación, que le seguirían hasta los confines del mundo. Sabe que tarde o temprano tendrá que dejar esa vida de libertad para gobernar un país, pero, antes de verse abocado a un futuro que detesta, tiene una misión: matar a la Perdición de los Príncipes. Su última víctima, el príncipe Christian, era un buen amigo de Elian y no puede consentir que esa sirena siga matando indiscriminadamente. Así que el Asesino de Sirenas decide que ella será su próxima víctima, sobre todo después de que ella haya tratado de matarle. Mientras está en Midas para visitar a su familia, Elian recibe el chivatazo de que existe un cristal mágico llamado Cristal de Keto que permitirá destruir a las sirenas para siempre, matando a su reina. También es conocido como el Ojo de Keto y su cristal gemelo es el que se encuentra en el tridente de la Reina del Mar y el que le otorga todo su poder. Elian está dispuesto a ir en busca de ese cristal, aunque la travesía sea peligrosa, puede llevarle a la muerte y, para ello, tenga que sacrificar su propio reino. Lo que no sabe es que la propia Perdición de los Príncipes es esa chica pelirroja y de ojos azules que ha rescatado del mar y que planea matarle sin compasión en cuanto surja la oportunidad.

Ambos personajes me han encantado y me han enamorado por igual. Lira es una chica fuerte que ha sido moldeada desde pequeña a imagen y semejanza de su madre, una mujer cruel sin sentimientos cuyo mandato se sostiene en el terror y en la amenaza constante de ser asesinados si no se cumple con los designios de la monarca. Lira solo ha conocido ese mundo, el mundo de las sirenas que se ven obligadas a matar a los humanos por una guerra entre ambos bandos que comenzó siglos atrás y que su madre mantiene insistentemente. No conoce nada más allá de la sangre, el dolor y la muerte. Eso cambiará cuando, mediante Elian y su tripulación, descubra el mundo humano y descubra los sentimientos. Aprenderá que mostrar arrepentimiento, tristeza o alegría no tienen por qué ser debilidades, que tener sentimientos no la hacen menos mortífera y fuerte. Lira es un personaje que experimenta una enorme evolución. Sigue siendo letal, rápida y peligrosa, cualidades que le sirven para no dejarse pisotear por los demás y para defenderse y defender a los demás en caso de ser necesario. El sentimiento de proteccionismo o compasión que sentía por su prima Khalia, y que su madre veía como una aberración por lo que se esforzaba en controlarlo o esconderlo, dejaran de ser un castigo para ella y aprenderá a utilizarlo como una ventaja a su favor. Comienza a comprender poco a poco que el pensamiento de su madre es incorrecto y que gobernar a las sirenas mediante miedo y violencia no es la mejor opción.

Por su parte, Elian esconde sus miedos detrás de capas de sarcasmo, ironía y aparente indiferencia. En el fondo, está asustado por heredar el trono, pues eso le privará de la libertad que siente a bordo de su barco, el que considera su verdadero hogar. Lleva años cazando sirenas para librar a la raza humana de esa plaga cruel y, aunque detesta la violencia, es consciente de que es un mal necesario si quiere mantener a su gente a salvo cuando navegan. Su tripulación le adora y se ha ganado su fidelidad y su admiración gracias a sus acciones. Cuando está en el Saad, no es un príncipe, sino solo un capitán respetado en el mar. Elian es divertido, con un gran sentido del honor y está a dispuesto a sacrificar lo que sea, incluso a sí mismo, si eso supone salvar a la gente que más ama. al igual que Lira, es un personaje complejo, muy real y muy humano que también evoluciona a lo largo de la novela.

La historia y relación que surge entre ellos se cuece a fuego lento y pasa desde la desconfianza a algo más profundo. Lira aprende que el amor y la amistad no son una emoción despreciable ni desechable, sino algo mucho más complejo y que puede cambiar los corazones y a los que te rodean. También entabla muy buena relación con los más cercanos a Elian dentro de la tripulación. Madrid es una joven que ha sufrido mucho, que ha sido secuestrada y maltratada y que ha encontrado en el Saad una casa y una familia. Es una mujer de armas tomar y con mucho carácter, cualidades necesarias sobre todo teniendo en cuenta que es la única mujer a bordo. Kye es el mejor amigo de Elian, el hijo de un diplomático que decidió renunciar a su cargo para estar con el príncipe y protegerle. Incluso los personajes secundarios están muy cuidados en esta novela, están muy trabajados y no son meros elementos decorativos que aparecen solo cuando son requeridos.

En cuanto a la trama, aunque en algunos aspectos pueda ser predecible, consigue sorprender y ser muy original, dándole a La sirenita un toque diferente, mucho más humano quizá y, desde luego, menos pasteloso y principesco. No solo la historia es interesante por los diferentes giros que esta va tomando según avanzamos las páginas, sino que la propia evolución de los personajes hace que sea aún más emocionante, viéndoles crecer a cada paso que dan y viendo como sus diferencias se van transformando en espacios comunes. Además, aunque tiene escenas muy reflexivas, está cargada de acción lo que hace que no te aburras en ningún momento y solo quieras seguir avanzando. Matar un reino está narrado alternando entre Lira y Elian, lo que te permite conocer no solo perfectamente a los personajes, sus motivaciones, sus sueños, sus luchas personales, sino también a aquellos que les rodean. En el caso de Lira, conocemos a su madre y los diversos aspectos que componen su universo acuático, sus leyendas, su fisionomía y, en definitiva, cómo funciona su mundo y sus leyes. Por parte de Elian, conocemos principalmente sus miedos a gobernar, cómo se convirtió en marinero y a su tripulación.

Matar un reino es una novela que me ha fascinado de principio a fin. Está muy bien construida y, aun siendo un retelling de la sirenita, es muy original. La autora consigue darle su propia visión y su propio toque de fantasía y terror, creando una historia que no puedes dejar de leer. Los personajes te encandilan y tan solo quieres saber más de ellos y maravillarte por su desarrollo y evolución. Es una novela que recomiendo encarecidamente.
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