Sangre en la piscina

«Sangre en la piscina» presenta el extraño asesinato del Doctor John Christow en la piscina de la mansión de la familia Angkatell, mientras su esposa le apunta con el arma frente a varios de los invitados de Lady Angkatell, y por supuesto del gran Poirot quien al llegar al lugar alcanza a escuchar que el moribundo lanza sus últimas palabras «Enriqueta», sin embargo, el avezado detective nota que la escena parece ser un montaje, desde este instante se ve envuelto en un caso que parece evidente, pero que se tuerce a medida que los integrantes de la familia Angkatell van creando cortinas de humo que cubren la verdad.

La novela se va por un camino que no es muy usual en las novelas de Agatha, pues tendremos al genial detective Hércules Poirot al margen de los acontecimientos que se suceden dentro de la mansión, mientras las escenas se centran en las vivencias de la familia Angkatell y sus pensamientos alrededor de los acontecimientos de la piscina, la historia comienza a irse por las ramas trayendo a colación imágenes del pasado que no aportan realmente nada a la trama y no logran encajar en los engranajes que mueven la maquinaría de la resolución del misterio, si bien es cierto que sirve para distraer un poco la atención del lector y confundirlo para ocultar al asesino y las verdaderas intensiones, no menos cierto es que no deja de chocar un poco la información insulsa e innecesaria que se plantea, eso aunado a que casi no se verá a Poirot sino que aparecerá en situaciones claves para plantear sus cavilaciones.

Es de destacar que la novela presenta a un personaje magnífico, entrañable y de gran inteligencia, Enriqueta Savernake, un mujer fuerte y de maneras libres, amante del hombre asesinado y por supuesto una sospechosa de alto cuidado, que contrasta claramente con la sumisión de la esposa del muerto, Gerda, una persona retraída que vive a la sombra de su esposo, además de ser ella en quien recaen todas las sospechas del asesinato.

«Sangre en la piscina», trae con ella toda una baraja de personajes para cumplir el papel de sospechosos y de distractores, de tal forma que el lector pueda entrar en el juego «¿Quién es el asesino», y el juego cumple aunque de manera cansina, pues en algunos tramos la lectura puede tornarse lenta y las pistas se van dejando a cuentagotas, un problema si se quiere armar todo el paisaje.

También es de notar la aparición de un personaje del pasado del Doctor Christow, una actriz afamada que otrora fuera su interés amoroso, Victoria, quien pone de cabeza la mansión con sólo su presencia, pues su misteriosa aparición pondrá a tope la curiosidad de los habitantes de la casona. Pero no todo puede tornarse lento, pues aunque la variedad de personajes que aparecen en la novela, bastantes por cierto, se pueden diferenciar claramente gracias al genio de Agatha Christie, quien los define sutilmente y logra que tengan su propia identidad.

«Sangre en la piscina» no será una gran novela, que además deja a deber la presencia de Poirot, pero puede que a un asiduo lector de misterio le vaya bien tratando de desentrañar las causas del asesinato en medio de una maraña de pistas falsas, y por supuesto quién activó el arma que acabaría con la vida del Doctor Christow.
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