Muerte en el Nilo

Supongo que este libro lo leí de adolescente, ya que mi madre tenía todos sus libros y fueron los primeros libros “de mayores” que leí, tras dejar los de Enid Blynton; pero no puedo asegurarlo, ya que al leerlo, no me han venido “spoilers” a la cabeza, como me ha pasado con otros.
Una vez más, he disfrutado enormemente con Poirot y sus investigaciones.
En este libro, en lugar de un crimen en una mansión en Inglaterra, el asesinato tiene lugar durante un crucero por el Nilo, lo que proporciona a la autora la posibilidad de desarrollar su obra como le es habitual: un entorno cerrado con un número concreto de sospechosos, para evitar que pensemos en alguien externo; un Poirot que investiga observando, hablando con todos y, sobre todo, pensando; y un compañero de investigación que le ayuda proponiendo infinitas teorías.
Aunque añoro al capitán Hastings, el coronel Race, antiguo amigo de Poirot que está buscando a un espía, realiza perfectamente el papel de ayudante.
El elenco de personajes también entra dentro de lo que es habitual, mezclando personas de diferentes ámbitos, edades y clases sociales. Nos encontramos con una rica heredera, casada con un joven sin medios; una ex-amiga de la chica, que sobrevive trabajando en lo que puede; una escritora madura con problemas; su hija soltera y amargada; una acomodada divorciada con su hijo que vive con ella sin preocuparse de buscar trabajo; un joven con ideales socialistas; una ricachona ya mayor, a la que acompaña su sobrina; un médico austríaco... Sin olvidar a los representantes de la clase baja: una enfermera a sueldo, las doncellas de las mujeres, un maquinista del barco...
Dado tal número de personajes, no se puede decir que estén muy definidos, pero si lo suficientemente esbozados para su papel en la trama.
Y de la trama, solo decir que no habría acertado nunca quién ha sido el culpable. También reconozco, que no recuerdo haberlo sabido nunca en ninguno de los libros de la autora.