Matar es fácil

Hoy toca Matar es fácil, que está encuadrada dentro de la serie de cierto personaje más o menos habitual de la autora, pero realmente podría considerarse uno de los libros independientes que escribía de cuando en cuando, porque el mencionado personaje tiene menos presencia (e importancia) en el libro que Alfred Hitchcock cuando hacía uno de sus cameos. En cualquier caso, os cuento un poco sobre la premisa.

Luke Fitzwilliam es un joven policía recién retirado con honores y una pensión de su trabajo en una de las colonias británicas en el sudeste asiático. Vuelve a Inglaterra sin saber qué va a hacer con su vida a partir de ese momento, pero el destino le facilita las cosas poniendo en su camino a la señorita Pinkerton. Ambos coinciden en un tren camino de Londres, entablan conversación y la anciana no duda en confesarle que se dirige a Scotland Yard para denunciar una serie asesinatos que no parecen asesinatos pero que ella está convencida de que lo son. Es más, conoce la identidad del culpable, se ha dado cuenta de que los mira de una determinada manera y poco después siempre aparecen casualmente muertos, pero sabe que el policía de su localidad no le hará ni caso si le confía sus sospechas. Luke tampoco le hace mucho caso, piensa que solo son cosas de una solterona aburrida, pero cuando pocos días después se entera de que la señorita Pinkerton murió atropellada de camino a las oficinas de Scotland Yard y que también ha muerto la que ella estaba segura de que sería la siguiente víctima, comienza a entender que no eran imaginaciones de la pobre anciana y que algo raro está pasando en Wychwood. Decide presentarse allí y hacer sus propias averiguaciones bajo la coartada de estar escribiendo un libro, pero las cosas no pueden resultarle fáciles a un extraño que se pone a hacer preguntas sin más en un lugar donde se conoce todo el mundo.

"No, no, muchacho. Se equivoca. Matar es fácil, mientras nadie sospeche de uno. Y, además, el culpable es la última persona de quien se sospecharía."

Matar es fácil está ambientada en uno de esos pueblos de la campiña inglesa lleno de personajes que cumplen su función social y que resultan ideales de cara a sembrar la trama de sospechosos, coartadas, posibles móviles para cometer el asesinato y secretos que unas veces tienen que ver con las muertes y otras no. En este caso además se añade que el pueblo en cuestión tiene un pasado de supersticiones locales, ya que al parecer fue uno de los últimos lugares de Inglaterra donde se celebraron aquelarres, así que a tan pintoresca localidad no le faltan visitas de gentes raras que se reúnen por las noches a hacer cosas más raras todavía. Ante tal marabunta de personas e información, Luke cuenta con la ayuda de su anfitriona, Bridget, que va a casarse con el potentado del lugar y no precisamente por amor. Así que, cuaderno de notas en mano y con la excusa de que está escribiendo un libro sobre el folclore local, se pone manos a la obra para, primero, intentar averiguar si todas esas muertes fuera de sospecha son realmente sospechosas, tal y como le dijo la señorita Pinkerton en el tren, y segundo, intentar descubrir qué persona hay en común para todas esas situaciones y circunstancias, ya que todas y cada una de las muertes son completamente diferentes entre sí y no parecer haber un método detrás de ellas. ¿Le durará mucho la coartada del escritor en busca de información para su libro? Pues seguramente no. ¿Podrá escapar del hechizo de Bridget? Pues seguramente tampoco. Nadie dijo que esto iba a ser pan comido.

Os comentaba al principio que esta historia está encuadrada dentro de la serie de uno los personajes recurrentes de la autora, y ese personaje es el superintendente Battle, del que ya os he hablado en El secreto de Chimneys, El misterio de las siete esferas y Cartas sobre la mesa (también aparece en otro libro que he reseñado en este reto, pero como su presencia es sorpresa total salvo que ya conozcas la historia, ni os lo dije en su momento ni os lo digo ahora). El caso es que resulta un poco incomprensible por qué Agatha decidió que Luke Fitzwilliam recurriese a Battle en las últimas (pero ultimísimas) páginas, porque solo hace eso, llamarlo: ni resuelve el caso ni pinta absolutamente nada salvo pronunciar un par de frases. Este caso es de Luke y podría haber llamado a cualquier otro policía con el mismo resultado. No sé, cosas fuera de lugar que te encuentras en los libros de vez en cuando, pero en cualquier caso dejo constancia de que sale Battle, vaya usted a saber por qué.

Por otro lado, estoy segura de que habrá quien diga que Agatha Christie saca un conejo de la chistera en el último momento y que basa toda la investigación en un engaño, pero de eso nada. El lector atento, si de verdad está en lo que tiene que estar, debe darse cuenta del error que comete el protagonista en su investigación. No hay trampa ni cartón y las pistas están ahí desde el minuto uno. No digo más porque no puedo, pero esta es de esas novelas de la autora en la que, si prestas atención, te das cuenta de que vas por delante del investigador porque así quiso ella que fuera, y eso hace que sigas sus idas y venidas con más atención si cabe esperando que caiga del guindo.

Lo dejo aquí. He intentado ser breve, que tenéis que estar hasta el moñete de leerme hablar sobre Agatha Christie, pero os confieso que yo estoy disfrutando muchísimo de la experiencia y que realmente me hace ilusión que vaya quedando constancia en el blog de cada lectura y de las conexiones entre personajes, libros y vida personal de la autora. Así que apelo a vuestra paciencia y comprensión, porque aún queda mucho viaje por delante.
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Hace 44 años que Agatha Christie falleció, sin embargo, sus novelas de misterio siguen entre los estantes de todas las librerías siendo reeditados año tras año y contando con el éxito del público.

Se puede destacar, de esta soberbia dama británica, cuya mente era tan inquieta como su pluma, que además de novelas policiales, escribió obras de teatro, romances, historias cortas, dos autobiografías, libros de poesía y un libro infantil.

Dentro de la novela policial destacan sus dos grandes investigadores; Miss Marple y el detective francés Hércules Poirot.

Sin embargo, en "Matar es fácil" encontramos a un investigador diferente, Luke Fitzwilliam, un joven policía retirado que se encuentra ante un misterio que consigue intrigarle de tal forma que acaba involucrándose en un serio caso de asesinatos múltiples.

Al igual que otras historias de Agatha Christie, encontramos un proceso de actuación protocolario para la resolución del caso. Fitzwilliam aterriza en un pueblo en donde cualquiera puede ser sospechoso. A partir de ahí, dará comienzo una serie de entrevistas disfrazadas de curiosidad y documentación, pues finge estar buscando material de investigación para un libro, en donde todos parecen esconder algo. Hecho que aumenta las sospechas del policía y le empuja a hallar al culpable de los crímenes con más ahínco.

Es entretenido, expectante y muy emocionante el seguir las pistas que Fitzwilliam va encontrando, pues al igual que el protagonista, es inevitable que el lector haga sus conjeturas y trate de relacionar a todos los asesinados para encontrar un nexo en común.

Así mismo me ha gustado que en esta ocasión la autora no solo focaliza la atención del lector en el asesinato, sino que incluye otros temas como las profundas relaciones humanas; indagando en los sentimientos, preocupaciones y pensamientos de los personajes, e incluso, introduciendo un ligero romance.

La pluma de Agatha es precisa, ágil y sin ambages. Nos presenta un elenco cuyo papel tiene una función precisa a lo largo de la obra. Cada uno de los vecinos del pueblo presenta su propia personalidad y una sólida construcción que se va descubriendo a lo largo de la novela, llegando incluso a confundir al lector por momentos.

La novela es dirigida por un narrador omnisciente cuyo foco de atención versa entre Luke y algunas acciones de los habitantes.

La agilidad con la que se lee el libro no solo viene dada por el estilo de la autora, sino también por la gran cantidad de diálogos que van descubriendo pequeños detalles.

La ambientación me ha parecido entregada y consigue crear un clima tenso en donde todos son presuntamente los responsables del asesinato. El lector no puede evitar crear sus propias conjeturas e ir cambiándolas constantemente, convirtiéndose en un pasatiempo que se desea terminar con impaciencia. Por ello, la obra se vuelve completamente adictiva en cada capítulo hasta tal punto que no puedes salir de la lectura sin dejar de darle vueltas a la idea.

Sin duda, llegar a resolver el caso por los propios medios no es sencillo, hay muchos cambios estratégicos y nada parece llevarte al resultado final el cual, he de añadir, es muy sorprendente. Aun así, me ha resultado una apasionante lectura, llena de intriga, que me ha hecho pensar, meditar y seguir el hilo de la historia con mucho interés.

A diferencia de otras novelas de la colección, esta carecía de la lista de personajes partícipes al inicio lo que me ha hecho perderme un poco entre ellos. Por lo tanto considero que la editorial debería incluirla siempre ya que supone una ayuda para el lector.

En conclusión, recomiendo "Matar es fácil" a todos aquellos amantes del misterio, a los seguidores de la dama del crimen y, sobre todo, a aquellos que deseen iniciarse con las novelas negras y no sepan por dónde empezar, pues empezarán a descubrir el formato de las investigaciones y acabará, al igual que yo, sucumbiendo a ellas.

Desde hace varios años, cada Halloween me adentro en una de las historias de la famosa Reina del crimen, y este año lo he hecho de la mano de Esther.

Agatha Christie escribió tres tipos de novelas: en la mayoría, el famoso inspector belga Hércules Poirot investiga un crimen; en otras es la anciana Miss Marple la que acaba por descubrir al culpable ayudando a la policía; y en las últimas tenemos a personas normales y corrientes que se topan con un asesinato y deciden resolverlo. Matar es fácil es de este último tipo de historias.

Luke Fitzwilliam es un policía retirado que ha pasado muchos años sirviendo en Asia. Ahora, en su regreso a Londres en un tren, se topa por casualidad con una anciana entrañable que está decidida a denunciar en Scotland Yard unos asesinatos que se han cometido en su pequeño pueblo. Luke, sin embargo, no cree una sola palabra de la mujer pensando que con su edad y tiempo libre ha podido inventar esa historia fantasiosa. Hasta que de camino a comisaría es atropellada por un coche que se da a la fuga.

A partir de ese momento, Luke sale parcialmente de su jubilación con la firme intención de descubrir qué está pasando en Wychwood.

Hacía tiempo que no leía un libro de Agatha Christie en el que todos los personajes están conectados entre sí. No sabía lo mucho que echaba de menos este batiburrillo de relaciones hasta que he leído la novela.

De los diez libros de la autora que conozco, este es uno de los que más me ha enganchado. En cada meta de la LC se me ocurrían nuevas teorías y sospechosos. de hecho, le pedí a Esther leer más capítulos diarios para acabarlo antes.

El final, en cambio, no me ha convencido. No porque no acertaste en mi teoría (aunque eso me fastidió bastante, todo sea dicho), sino porque lo vi muy apresurado y con pocas explicaciones.

Si no habéis leído a Agatha Christie, este es un buen libro para conocerla, y si ya sois fans de sus historias creo que esta os gustará.

Es la primera vez que leo algo de Agatha Christie y tengo que decir que me ha parecido adictivo.

Esta mujer hace que escribir novelas de misterio parezca una cosa de niños...

Por otra parte, no me ha gustado tanto notar cierto machismo entrelazado casi sin querer en los comentarios sobre mujeres; véase la siguiente frase de ejemplo durante una conversación: Es usted muy amable, señor Fitzwilliam, pero me temo que las mujeres no somos tan reflexivas como los hombres ... Y cómo estas, varias más ...

Dejando de lado este punto, es increíble cómo nos atrapa casi desde la primera escena, en la que un hombre de regreso a casa en un tren se encuentra con una señora, ni mucho menos misteriosa, que le cuenta una serie de catastróficas desdichas sucedidas en su pueblo junto con su teoría de asesinatos en serie. Este es el desencadenante que engancha a Luke Fitzwilliam cuando, al día siguiente, lee en el periódico sobre la muerte de la señora del tren, víctima de un atropello. Ahí es cuando Luke decide embarcarse en una misión secreta.

Los personajes son muy pintorescos, lugareños y creíbles.
Seguiré leyendo a Agatha, me parece una escritora creativa, inteligente y muy mordaz.

No sé cómo empezar. Y es que no es fácil lo que os tengo que contar. No me ha gustado. Un libro de la dama del crimen que no he sabido por dónde coger.

No voy a decir que la novela es mala porque no lo es, tiene todos los ingredientes típicos de Ágatha Christie, el misterio, las dudas, las sospechas…incluso romance. Os diré que ha sido una semana complicada y la lectura que hacía a ratos de este libro me costaba mucho. No me apetecía ya que en ningún momento he llegado a conectar con ningún personaje y me ha costado un triunfo meterme en la trama. El tema del romance me ha parecido artificial, precipitado… Sabéis que no soy de leer mucha novela romántica y menos de las de amor a primera vista como casi es esta.

Pero lo tengo claro, es lo que se suele decir, no eres tú soy yo… eso es lo que me ha ocurrido en esta ocasión. Una pena que haya sido con una de las grandes escritoras.
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