La ratonera

El lugar, the weather y el momento justo
El matrimonio de Giles y Mollie Ralston acaba de inaugurar su casa para huéspedes. Es un proyecto que han organizado juntos y, aunque son inexpertos y no tienen mucha idea, esperan que la ilusión y el empeño den sus frutos. Poco a poco empiezan a llegar los huéspedes, unos más normales, otros un poquito más exigentes, y a su llegada todos se reúnen en el salón cerca de la chimenea, ya que, cosas de la vida, una intensa nevada está cayendo fuera.
Puede parecer mentira, pero qué necesario es estar en el sitio y el momento adecuado. Esto es lo que les pasa a los huéspedes de Monkswell que llegan a su destino justo antes de que una gran nevada los encierre en su estancia. Con ello tenemos el escenario preparado, una casa asilada por un temporal terrible, con una preparación regular, ya que los dueños son inexpertos. Además, poco a poco, como iremos viendo a lo largo de la narración la situación, irá… empeorando.
Sin embargo, todo esto no sería tan intrigante si no hubiéramos escuchado el mensaje de radio en la escena primera. Ha habido un asesinato y el asesino o asesina ha escapado, así que puede estar en cualquier parte. La policía no puede acceder en principio a ningún sitio por la nevada y el sospechoso puede resguardarse en cualquier sitio, ya que no saben cómo es. Ahí tenemos el momento.
Y quizá nos puede parecer una tontería señalar estos dos puntos, pero si nos fijamos son los elementos base de todas las novelas y películas de intriga que vemos todos los días en la televisión o en el cine (pienso por ejemplo en El resplandor, Malos tiempos en el Royal). No inventaría la ambientación, pero cómo me ha gustado volver a sentir ese regusto de la intriga por la intriga, de la sospecha motivada.
Pero es que hay algo más…
La trama continúa claro y pronto empezamos a ver que cada personaje es un poco particular. Desde la señora Boyle, que es una señora un poco estirada e insoportable, hasta el propio matrimonio Ralston que parece que esconde algo, aunque no sabemos muy bien por qué. Todos tienen una particularidad que hace que, sabiendo que algún crimen anda de por medio, estemos todo el rato sospechando quién puede ser el asesino.
Y a priori parece que todo el mundo tiene algo que ocultar y, lo más importante, algo por lo que matar. Así vamos sumergiéndonos en la angustia, ya que a diferencia de otros textos de intriga, Agatha Christie no se centra en saber quién es el asesino, sino en saber quién va a ser la siguiente víctima. Este cambio de perspectiva me ha llamado poderosamente la atención, ya que no estoy acostumbrada a que en un cluedo pensemos en la víctima. ¿Podré ganar así la siguiente partida?
¡Descubierta!
Pues la obra me ha gustado y mucho, no solo por lo que os he comentado más arriba sobre la ambientación y los personajes, sino también por el estilo de la autora. Para mí ha sido un gran descubrimiento su es estilo ágil, sencillo, con un tempo muy muy bien marcado y, sobre todo, con sus dosis de humor. No hubiera esperado que en una obra de intriga y misterio encontráramos toques de humor, toques infantiles (que en este caso agobian mucho) que enriquecieran la trama hasta este punto.
Seguiré con la autora, desde luego, ya con una obra más larga para verla en todo su esplendor. ¿Me recomendáis alguna? Espero que os animéis con esta porque, ¡hay que atrapar al ratón!

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