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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
15 September 2020
No me repito, ya sabéis que estoy leyendo la bibliografía de Agatha Christie en orden (y quien no lo sepa, pinchando en el banner de la susodicha que hay arriba se puede ver cómo va la cosa). Estamos ya en 1931, ¡cómo vuela el tiempo! (...). Y toca novela independiente sin ninguno de sus detectives famosos al frente. Hoy os hablo de El misterio de Sittaford.

La pequeña aldea de Sittaford, apartada de casi todo en circunstancias normales, queda aislada por completo cuando sufre el rigor de las terribles nevadas de invierno (y así nos la encontramos al inicio de esta historia). Su estructura es un tanto peculiar: una gran casa de granito, construida por el capitán Joseph Trevelyan diez años atrás, reina majestuosa sobre seis pequeñas casitas ocupadas por personajes que de una manera u otra formarán parte de nuestra historia. En un enclave tan solitario, la vida social gira alrededor de la gran casa, alquilada en la actualidad a una madre y su hija recién llegadas de Sudáfrica y que, incomprensiblemente, buscaban un hogar en esa zona para pasar el sufrido invierno. La historia comienza con una reunión en esta casa, una reunión en la que se decide practicar lo que ellos llaman "experimento del velador" o "mesa oscilante", que en palabras que entendamos, es parecido a una ouija. Unos creen, otros no... ¡hasta que entran en contacto con un espíritu que clama asesinato! ¿Quién dice que es la víctima? Pues el mismísmo Joseph Trevelyan, el dueño de la casa y que ahora vive en Exhampton, a varias millas de Sittaford. Y la duda se instala entre los participantes del juego... ¿y si es verdad? Así que a pesar del temporal de nieve, su gran amigo, el mayor Burnaby, decide recorrer a pie la distancia y comprobar que su amigo está bien. ¿Qué suponéis que encuentra? Sí, efectivamente, a Joseph Trevelyan asesinado en su casa, en una noche en la que apenas se puede caminar, menos salir o entrar del pueblo, pero en la que da la casualidad de que hay un sobrino suyo que va a heredar alojado en el único hotel de la zona. Demasiado fácil, ¿no? Pues eso mismo piensa su prometida, Emily Trefusis, a la que nada se le pone por delante para demostrar la inocencia de su enamorado, y que contará con la ayuda del periodista Charles Enderby.

Vaya sinopss más larga me ha quedado, y eso que no he contado nada. al lío. En esta historia tenemos hasta tres investigadores: por un lado los dos que os comento arriba (Emily y Charles), que son los "oficiosos", y por otro el oficial, el inspector Narracott. Entre todos van haciendo avanzar la investigación.

Emily Trefusis es el tipo de mujer joven que se sale siempre con la suya y que no para hasta que consigue lo que quiere. Está prometida con James Pearson, sobrino del fallecido que se convierte en el principal sospechoso, y resulta evidente que el tal James es un poco petimetre y que Emily está con él porque puede mangonearlo y hacer con él lo que quiera. Aun así también debe haber mucho amor de por medio porque ella se propone desde el principio demostrar que es inocente y remueve Roma con Santiago para conseguirlo. Sabe que resulta muy atractiva para los hombres así que no le cuesta nada engatusar a Charles Enderby, un periodista que estaba en Exhampton por otro asunto, para que le acompañe y le ayude en las averiguaciones. Se presentan como primos allá por donde van para no levantar suspicacias, y se ponen manos a la obra: Emily con la mente fija en un único objetivo, y Charles... bueno, con la mente algo más dispersa entre el objetivo y la bella e intrépida Emily. Podría parecer que el inspector Narracott no tiene mucho margen con otras dos personas ya investigando en la trama, pero todo lo contrario. También tiene su parte de pesquisas, se guarda algún que otro as en la manga y es relevante hasta el mismísimo final, en el que no queda relegado por la apabullante Emily. Todos tienen su parte de protagonismo y comparten el pastel hasta el final.

En cuanto a la investigación, poco quiero y debo contaros, y a lo que pinta el espíritu que desvela el asesinato, menos. Aunque la historia comienza con una tremenda nevada, en cuanto las carreteras quedan transitables los protagonistas se mueven mucho de un lado a otro. Tan pronto estamos en Exhampton como en Sittaford, que nos vamos a Londres o a Exeter. Sin duda la parte más interesante y que ofrece momentos de cotilleo vecinal y trapos sucios de esos que tanto le gustan a la Christie, es la de Sittaford. La gran mansión y las seis casitas que la rodean dan mucho juego merced a sus singulares habitantes, ya sea por su personalidad o por los secretos que parecen ocultar... y en estos de los secretos, las que parece que se llevan la palma son las dos mujeres que alquilan la mansión. Por si todo esto fuera poco, no sé si os he dicho que mientras la investigación tiene lugar, se escapa un preso de una penitenciaria cercana. Los problemas crecen... o no.

Opinión sincera, como siempre. Una vez descubierta la identidad del culpable, me ha parecido un poco tramposilla la forma en que está narrada la historia. de hecho volví a leer un capítulo muy concreto que, una vez sabes quién es el culpable, adquiere mucha importancia para valorar el modo en que se nos presenta el misterio y, más que intento de distracción o cortina de humo, yo veo engaño en la forma de contarlo (no puedo entrar en más detalles, obviamente). Os comento este punto porque sé que hay gente que le molestan este tipo de cosas en un libro, e igual que os lo digo cuando creo que todo está impoluto en cuanto a las pistas, os lo digo cuando creo que Agatha hace uso de atajos en la forma en que nos cuenta la historia. ¿Ha estropeado eso el disfrute de mi lectura? No, porque me gustan sus personajes, me gusta cómo se manejan dentro de la historia y me ha gustado la historia en sí misma. Me ha gustado hasta el final, aunque no lo parezca por lo que digo arriba, y ya no solo por la identidad del culpable. Lo mismo soy un poco permisiva con la Christie y le perdono cosas que a otros no les perdonaría. Chi lo sa...

¿Siguiente? El enigmático señor Quin, también publicado en 1931. Voy fatal de tiempo, no me quedan fechas libres para reseñas de aquí a final de año, pero intentaré hacerle hueco en noviembre si no pasa nada.
Enlace: http://inquilinasnetherfield..
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