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Este es el primer libro que leo de Agatha Christie y, si bien lo disfruté, el final me decepcionó un poco. La premisa es muy interesante: doce viajeros, en un tren rumbo a París desde el Medio Oriente, amanecen una mañana detenidos por una nieve implacable en alguna parte de Yugoslavia, y con un asesinato en uno de los vagones. El detective Henri Poirot, por fortuna uno de los pasajeros, apoyará al dueño de la compañía de trenes, Monsieur Bouc, a identificar al asesino. La construcción de la trama es excepcional -hay muchos personajes y si bien algunos son secundarios, la autora otorga a cada uno un papel relevante en la historia por lo que nunca se siente como personajes "de relleno" (algo que mucha de la literatura actual no logra). Con pequeñas pistas, Poirot va construyendo el perfil del asesinado, quién es el tenebroso Señor Ratchett, así como también el móvil del crimen. Disfruté mucho de la historia, del pasado de Ratchett y de cómo se va develando la trama, particularmente cómo el detective va tomando nota y suspicazmente haciendo notar incongruencias en las acciones de los pasajeros (algo que yo nunca hubiera notado, con todo y que uno de mis sueños frustrados es el ser agente del FBI o investigadora de crímenes jeje). Sin embargo, el final me pareció, ¿cómo decirlo? No tan bueno. Quizá esto se deba a que después de ser fanática de series como Criminal Minds, quizá esperaba... no sé, que el asesino fuera un personaje verdaderamente psicópata, cuya actuación no tuviera que justificarse -y ahí lo dejo, para no revelar más de la cuenta. No obstante, leeré más de la Sra. Christie -sé que no por nada, es una de las grandes escritoras del siglo XX |
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