El despertar

No conocía a Kate Chopin, pero no es de extrañar que esta obra, publicada en 1899, recibiera un aluvión de críticas en unos Estados Unidos dados al puritanismo y a los prejuicios morales, más exacerbados aún en la cuestión femenina.

Kate Chopin era norteamericana de ascendencia francesa, lo que influyó tanto en su educación como en sus valores y su conexión con el pensamiento europeo, eso se ve en El despertar ya que ,salvo por el escenario en que se desarrolla, se tiene la continua sensación de estar ante literatura europea, más concretamente francesa.

Edna Pontellier, casada con un hombre de negocios de Nueva Orleans, experimenta durante las vacaciones de verano un auténtico despertar emocional, intelectual y físico encendido por una relación platónica con el joven Robert Lebrun. Y de ahí todo.

No es ésta una historia de me enamoro de otro y me vuelvo “loca”, no, en absoluto. La transformación de Edna va muchísimo más allá: se cuestiona y pone en jaque sus relaciones sociales, retorna a sus intereses pictóricos, se cuestiona su llegada a la maternidad y se confiesa lejos de ser una madre vocacional, experimenta la necesidad de estar sola, de vagar, de elegir sus compañías sin imposiciones. Da un paso más y reclama su independencia. He leído que es Edna Pontellier una Bovary criolla, no puedo estar más en desacuerdo. Emma Bovary es una mujer que se lamenta y arruina constantemente su vida, una mujer que necesita de tal forma el aparentar que es la ruina a la que lleva a su marido la que la conduce a la decisión final, ni siquiera sus pasiones amorosas. Edna Pontellier está dispuesta a renunciar a dinero, posición e incluso reputación sólo por ser ella. Edna es valiente e inteligente. Pero…¿le va a dejar el mundo serlo? ¿va a quedar mundo en el que ser a su alrededor cuando ella se levante?

Todas las reflexiones de Edna, sus pulsiones, sus decisiones tuvieron que ser en su día revolucionarias. Un auténtico ejemplo de pensamiento feminista. Y hoy os aseguro que todavía hay muchas jaulas como la narrada por Kate Chopin, y si me apuráis no sólo hay mujeres encerradas en ellas.

Este libro ha sido una revelación; más bien es la evidencia que hay detrás de una escritora íntegra. Esta novela se publicó en 1899 y se adelantaba, con mucho, a otras escritoras en su mensaje y su trasfondo crítico. En resumen, nos plantea el dilema acerca de la posibilidad de conjugar la libertad individual y la libertad social.
El personaje principal se presenta con la complejidad inherente a cualquier mujer. Uno de los aspectos a destacar sería no negarle a este personaje una libertad en el pensar, en el sentir y en el actuar que están prácticamente libres de culpa. Esta complejidad se materializa de forma maravillosa en un proceso de toma de consciencia acerca de si misma, sus propias necesidades (incluidas las meramente sexuales), sus condiciones de vida como mujer y como madre, todo ello confrontado a una sociedad que no contempla más que una única forma de vida para la mujer.
La escritora nos da acceso al mundo interior de Edna a través de sus propios pensamientos, sensaciones y emociones pero también a través de diálogos con otros personajes, algunos representando en mayor o menor medida un entorno que tiende a mantener el status quo y otros demostrando comprensión, aceptación y empatía. Una representación de dos mundos difíciles de conciliar, como los deseos y posibilidades de la propia Edna, que indaga a lo largo de la novela en las formas de regir su vida según sus propios esquemas y premisas.
Revolucionario también (y sobre todo) me ha resultado el modo de reflejar una forma más de vivir la maternidad, alejada de esa premisa según la cual la maternidad es la vía para realizarse como mujer.
En definitiva, una lectura maravillosa de otra escritora de la que descubrir su legado.

Lo primero que voy a decir es que esperaba más del libro, mucho más conflicto y a veces da la impresión que Edna, la protagonista actúa más por capricho que con un fin claro.
El despertar es una novela que gira en torno a una mujer acomodada que siente que los roles de esposa y madre no le bastan para sentirse plena y que tiene lo que se llamaría un despertar emocional en el que busca ser un ser independiente de los roles que la sociedad le ha asignado
Edna es un personaje complejo que está en una constante búsqueda de si misma
Se contrapone a ella la figura de la señora Ratignolle que es presentada como el parangón de la esposa y madre ideal. Habiendo un fuerte contraste entre ambas mujeres, Ratignolle es la mujer que vive por y para sus hijos, Edna si bien quiere a los suyos no siente ese apego ni incondicionalidad que se supone siente toda madre.
Otro personaje a destacar es Reisz una mujer huraña y de modales algo toscos que no se ajusta a los moldes sociales de la época.
De los personajes masculinos ninguno destaca todos actúan de acuerdo al rol que la época les ha asignado, incluso Robert que es el mismo objeto de los sentimientos amorosos de Edna y cuya compañía durante las vacaciones impulsan el despertar de ella, pero también hay que considerar que ese despertar ya estaba latente en la vida de Edna
Sin duda es un buen libro, porque por primera vez plantea temas de índole femenino y advierte que una mujer es un ser independiente del marido y de los hijos, pero también hay que decir que el final es algo decepcionante.

«El despertar» de Kate Chopin se ha convertido en uno de mis clásicos favoritos, y la autora se ha ganado mi absoluta admiración. Pero vamos por partes.

Antes que nada me gustaría comentar que me he terminado este libro sin darme cuenta. No era consciente de que mi edición incluía los relatos y, cuando he llegado al final, pensaba que era el final de la primera parte. Me ha dejado el corazón encogido y claro, ahora lo entiendo.

Ahora sí, mi opinión. Había leído que esta novela tenía ciertos parecidos con Madame Bovary (que tengo pendiente todavía). Por tanto iba sin expectativas, lo cual es siempre un punto a favor.

Qué deciros más que que me ha MARAVILLADO. He conectado muchísimo con la protagonista, qué manera más magistral de narrar sentimientos, emociones, escenarios. Qué uso más delicado y acertado de metáforas e incluso de eufemismos. Es que hasta he podido conectar y sentir la confusión de la protagonista. No me puede gustar y convencer más la idea del "despertar”, del final, de los personajes. No hay ninguno que sobre, ninguno que falte. Es una obra maestra.

Sin duda tengo los sentimientos a flor de piel, necesito releer el último capítulo y asentar ideas y emociones. Pero es un libro que, sin duda, releeré en un futuro no muy lejano.

Llegué a El despertar de pura casualidad. Me vino a los ojos en la biblioteca, reconocí el título y decidí probar. Lo leí el pasado verano entre intentos infructuosos de soportar el calor dignamente.
Es un libro que pasa junto al mar, en un sitio de vacaciones y reposo. Lo imaginaba todo blanco, las casas, los vestidos de las mujeres, la luz cegadora, como sacado de un cuadro de Joaquín Sorolla y esa es la sensación que me ha quedado.
Leer El despertar es leer un Sorolla si esto es posible. O al menos en apariencia porque la protagonista de esta historia está muy lejos de disfrutar de la languidez y tranquilidad que transmiten las mujeres de sus pinturas. Es una mujer en lucha consigo misma, por lo qué siente y lo qué debería sentir, por lo qué quiere y por lo qué debería conformarse. Es una mujer cuya revuelta interna contrasta con su belleza exterior y la del paisaje donde se encuentra.
Es un libro no demasiado largo pero precioso, referente del feminismo y que te deja con el corazón encogido.