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La autora de esta novela es tan culpable como su título. Culpable de haberme llegado al corazón con un personaje inolvidable y una historia maravillosa. Esta obra está narrada (en su mayoría) en primera persona por su protagonista, Richard, mientras está en la cárcel por haber cometido un doble homicidio. Pero es que las cosas no son siempre lo que parecen. Richard tiene una manera de contar la historia y de expresarse que se mantiene a lo largo de todo el libro pero que cambia ligeramente conforme evoluciona en la historia. Es un personaje auténtico, dotado de una profundidad abismal. Lo más notable que debo destacar y lo que más me ha gustado ha sido la evolución de una persona llena de rabia, con las emociones bloqueadas, cerrada en sí misma, a otra muy distinta que gracias a Carol, la chica carácter, y a su compañero de celda John( que también se hacen querer) conseguirá abrirse y luchar por una justicia real. Los motivos por los que está en la cárcel, cómo fueron los homicidios, van saliendo a la luz a medida que el personaje de Richard va quitándose las capas de la cebolla, y descubrimos a un ser humano que ha sufrido demasiado y ha sido víctima de un trato injusto. No os quiero contar más, pero no creáis que Richard es el típico asesino, en él hay mucho más. Con este libro he vibrado, me ha enternecido, me ha hecho sonreír, enfadarme y llorar. Y os aseguro que no es fácil que un libro (o un personaje) me conmueva hasta ese punto. No os perdáis esta gran historia. |
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