Se ha pretendido hacer de nosotros unos héroes. Pero nosotros éramos muy conscientes de que héroe quería decir víctima.
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Se ha pretendido hacer de nosotros unos héroes. Pero nosotros éramos muy conscientes de que héroe quería decir víctima.
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—¿Qué queda, pues? —¡Nada, exactamente nada! ¿Es que puedes creer en algo después de lo que has visto? La estupidez humana es incurable. |
—¿Pasáis buenos momentos en el frente? Yo, sofocado, miro a ese viejo chocho y macilento. Pero le respondo rápido, suavemente: —¡Oh!, sí, señor... Su rostro se serena. Presiento que va a exclamar: «¡Ah, estos puñeteros peludos!». Entonces añado: —Y bien que se divierte uno: ¡todas las noches enterramos a compañeros nuestros! Su sonrisa da marcha atrás y su cumplido se le atraganta. |
¿Dios? Bah, bah, el cielo está vacío, vacío como un cadáver. En el cielo no hay más que los obuses y todos los artefactos mortíferos de los hombres... ¡La guerra ha matado también a Dios! |
El valor conciente, señorita, comienza con el miedo.
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El cuerpo del hombre muerto es algo que produce un asco invencible para el que vive, y ese asco es la señal de la completa anulación.
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Entonces, para ser valiente, ahora tengo a mi disposición un medio bastante simple: aceptar la muerte.
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El amor es una transacción, al menos de emociones en los casos más raros: te encanta recibir algo a cambio.
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Los hombres estaban roncando, retorciéndose y gimiendo, luchando con pesadillas menos terribles que la realidad.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises