Lo más característico de G. K. Chesterton es su capacidad de hacernos ver de nuevo y con ojos asombrados lo que la costumbre nos había vuelto invisible. Es una agilidad suya –inesperada– de ponerse y ponernos a hacer el pino para descubrir el espectáculo del mundo colgando de los aires. Si pudo revolear la rutina de la vida ordinaria, también la del ordinario pensamiento, donde la rutina es mucho más revoleable. Este ensayo nos lo demuestra sin ambages, al menos a e... >Voir plus