Ella, yo y la gran idea de ser valientes

Victoria está saturada con su trabajo y solo encuentra una solución ante el estrés: pasar unas semanas en Sin Mar, el camping de su familia. El lugar donde se refugia y se siente más querida. Cuando llega, todos —hermanos, padres, tíos, primos...— la acogen y la hacen sentir de nuevo en casa. Sin embargo, no ha contado con un pequeño inconveniente... Adam también está veraneando allí.

Adam, el chico por el que siempre ha suspirado y con el que, por unas razones u otras, nunca ha tenido nada. Él siempre la ha visto como una cría, un miembro de su familia que no puede ser más que eso... ¿O puede que no?

Desde siempre, Victoria y Adam se enfrentan en una larga batalla de tira y afloja que los deja a ambos exhaustos. Sin embargo, este podría ser el año en el que dejen de lado sus diferencias y empiecen a construir algo juntos.

Mientras tanto, Victoria lucha contra sus fantasmas, aquellos de los que nunca ha hablado y que oculta a su familia para no preocuparles más de la cuenta. ¿Será capaz de pasar las semanas sin levantar sospechas de nadie? ¿Podrá fingir ser la Victoria que todos conocen durante unas semanas?

Ella, yo y la gran idea de ser valientes se estructura en 42 capítulos cortos y un epílogo. Narrado en a dos voces, la de Victoria —con más peso— y la de Adam, la autora consigue haciendo uso de la primera persona y el presente que el lector se meta en la piel de los protagonistas y viva sus experiencias en primera línea. Además, en algunos momentos de la historia aparecen flashbacks que hacen que se entiendan mejor algunas decisiones y actitudes. Es muy fácil empatizar con los dos personajes de esta forma, teniendo ambos puntos de vista.

La pluma de la autora es sencilla, profundizando cuando ha de hacerlo. Tiene una facilidad increíble para hacer que te encariñes de los personajes, y eso que al principio me costaba mucho saber quién era quién, pues las familias son muy extensas y si no estás familiarizado con ellos te pierdes. Las escenas —sobre todo las que comparten con las familias— son entrañables, dejándote la sensación de que eres testigo de algo sumamente extraordinario. Es muy difícil de explicar, solo sé que no podía parar de sonreír mientras las leía.

Sin embargo, en el ritmo ya encuentro fallos. Empieza muy bien, planteando el misterio de quién es Victoria y qué la atormenta tanto. La tensión entre los dos principales está muy bien construida y llega un momento en el que no quieres soltar el libro. Sin embargo, ya pasada la mitad de la novela, empieza a hacerse largo y pesado. No terminas de perder el interés porque la dinámica entre los personajes sigue siendo la misma, pero pierde mucho fuelle y ya no se lee con tanta avidez. Creo que sobran páginas y que podría haber dicho lo mismo en menos espacio.

En cuanto a la trama, en la novela se tratan tres temas principalmente: la familia, el amor y la salud mental.

La familia es el eje sobre el que gira la historia, el punto clave de la felicidad de Victoria y lo que más me ha gustado de la novela. Cómo se complementan todos los miembros, el amor que desprenden en todo momento y, sobre todo, el gran apoyo que son los unos para los otros. Tal y como ya he mencionado, al principio era un poco lioso porque hay muchos nombres y no terminas de aclararte si no los conoces ya. Sin embargo, conforme avanza la trama, te vas encariñando con ellos y terminas el libro sintiéndote parte de su familia.

Me ha gustado también la forma en que se desarrolla el romance entre los protagonistas. Hay un tipo de relación que disfruto mucho y es en la que se conocen desde pequeños y se va forjando el vínculo poco a poco. Esta es una de ellas, por lo que estaba destinada a encantarme. Además, Adam y Victoria están con un tira y afloja constante que es muy interesante de leer y ver cómo lo resuelven.

En cuanto la relación entre Adam y Victoria también me ha parecido interesante que hay situaciones tóxicas —celos, por ejemplo—, pero no lo dejan pasar y reflexionan sobre ello, buscando el por qué de esta actitud. No lo romantizan del todo, sino que intentan entender qué les hace sentirse así.

Las escenas de sexo, por otra parte, no me han convencido demasiado. Están bien escritas, pero no son el tipo de encuentros sexuales que disfruto leyendo. Tienen muy poca conciencia acerca de los peligros de practicar sexo sin protección. Ponen por delante el placer antes que la seguridad, haciendo ver que con la pastilla del día de después se puede solucionar el "desliz". No me ha gustado nada que no se tomen en serio el uso del preservativo

El último tema sobre el que versa la novela es la salud mental. Junto al de la familia, creo que es el mejor llevado. Resalta la importancia de cuidar de nosotros mismos, de buscar ayuda cuando la necesitemos y de tener una red de apoyo sólida.

El final me ha gustado, aunque me ha parecido algo precipitado teniendo en cuenta la cantidad de páginas que tiene el libro y las pocas que se han dedicado al desenlace.

Los personajes, por otra parte, me han conquistado completamente. Son la razón por la que leeré en algún momento la saga Sin Mar, porque quiero saber más de ellos y sus historias.

Victoria es un personaje fresco y divertido, pero lo que más me ha gustado es su parte "oscura", sus demonios, sus fantasmas y cómo se enfrenta a ellos. Con ella el lector aprende que lo que hay en redes sociales no siempre es la realidad y que, detrás de la pantalla, hay personas. Que sufren, que tienen altibajos, y que no pueden estar todo el tiempo al 100%.

Adam me ha gustado mucho como interés romántico. Aunque le cuesta expresar sus sentimientos y parece muy frío, realmente está siempre pendiente de Victoria y sus necesidades. Lo que más destaco de él es su capacidad para tomar distancia cuando toca, a la vez que poner las cartas sobre la mesa en el momento oportuno.

De los personajes secundarios, le he cogido cariño a todos. de los hermanos de Victoria —Mérida, Edu y Emily— me quedo con esta última, su gemela. Es con quien más he empatizado y con la que más se ha podido ver a Victoria durante la novela. Sus padres también son un gran fuerte del libro, aunque Julieta me ha parecido de esas madres que, en su intento de ser amigas de sus hijas, se exceden y Diego me ha sacado de mis casillas con su actitud sobreprotectora con Victoria. de los primos y tíos se ha visto muy poco, pero me encanta la relación que tienen todos.

En cuanto a la familia de Adam, me quedo con su hermana Daniela ya que de Ethan me han chirriado sus formas y su personalidad.

Una historia que, a pesar de que le sobran páginas, consigue ganarse el corazón del lector con sus entrañables personajes y sus peculiares familias. Más allá del romance se tratan temas como las redes sociales —la necesidad de distinguir entre realidad y realidad virtual— y la salud mental —la importancia de tener una red de apoyo sólida y buscar ayuda cuando se necesite—. Una novela que no deja indiferente y es capaz de sacarte la sonrisa en más de una ocasión.
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