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Paul Viejo Martínez (Editor)
ISBN : 8483932075
983 páginas
Editorial: Páginas de Espuma (09/11/2016)

Calificación promedio : 4.67/5 (sobre 3 calificaciones)
Resumen:
El padre del cuento. Un punto de partida para la literatura. Antón Pávlovich Chéjov y su universo.
Por primera vez en español cuidados volúmenes reúnen toda la narrativa breve del maestro ruso universal. Una selecta traducción realizada por los mejores traductores y una rigurosa edición a cargo de Paul Viejo, que sirve para conocer de principio a fin y cronológicamente la obra del autor de “La dama del perrito”. Con esta cuarta y última entrega, que cubre el... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (1) Añadir una crítica
Kansas
 01 May 2022
He empezado por el final de esta obra magna editada por la editorial Páginas de Espuma, y empiezo por el último volumen porque me había leído muchos cuentos de los inicios, así que un poco caóticamente empecé la casa por el tejado. El cuarto volumen contiene sus cuentos comprendidos entre 1894 y 1903 y es imposible poder describir cuánto los he disfrutado, cuánto me he emocionado con ellos porque a pesar del tiempo que han transcurrido desde que los concibió, algunos podrían ser perfectamente cuentos escritos ahora. Como es imposible de hacer reseña de cada uno de ellos, a continuación algunas citas de mis cuentos favoritos.

Leed a Chéjov, no lo dejeís escapar!!!!

Relato de un jardinero mayor, 1894

"...y el mayor placer que podía proporcionársele era regalarle algún libro nuevo o charlar con él..."

El violin de Rothschild, 1894

"Amanecía, y los rayos matutinos se intuían a través de la ventana. Mientras contemplaba a la anciana, por alguna razón Yákov tuvo la impresión de no haberle hecho una caricia en su vida, de que nunca había sido amable con ella, nunca había pensado que debiera comprarle un pañuelo o traerle algún dulce de alguna boda; en su lugar se había pasado los días con ella lanzando gritos, quejándose sobre sus pérdidas y amenazándola con los puños. Aunque era cierto que nunca la había golpeado sí que la había mantenido acongojada, y la mujer siempre había sido esclava de su miedo por él. Y él entendió de pronto por qué tenía una expresión tan extrañamente alegre, y sintió miedo."

El reino de las mujeres, 1894

"Pienso que una mujer joven y rica tiene que ser independiente, inteligente, delicada, valiente y un poco libertina. Solo un poco libertina porque, estarán de acuerdo, la hartura cansa. A usted, querida mía, no le conviene vegetar o vivir como el resto del mundo, sino disfrutar de la existencia y un poco de libertinaje es la salsa de la vida. Sumérjase en un mar de hachís..."

Camino de la escuela, 1895

"Llevaba trece años de maestra (...) Tenía la impresión de llevar viviendo en aquellos parajes un siglo, y le parecía conocer cada piedra y cada árbol del camino de la ciudad a la escuela. Allí estaban su pasado y su presente; y no podía imaginarse otro porvenir que la escuela y el camino de la ciudad, y otra vez laescuela, y otra vez el camino."

Anna al cuello, 1895

“...apareció como brotado del suelo y la invitó a un vals, y ella se alejó de su marido, rauda, con la sensación de ir navegando en velero, bajo una fuerte tormenta, y de que su marido quedaba allá lejos en la orilla.”

Tres años, 1895

Reseña

“Viajaron en un compartimento reservado. Los dos se sentían tristes y violentos. Ella, sentada en un rincón, sin quitarse el sombrero, hacía como que dormía, mientras él, tumbado en el asiento de enfrente, pensaba con inquietud en su padre, en esa 'persona', en su casa de Moscú, que no sabía si sería del agrado de Yulia. Y al mirar a su mujer, que no lo quería, pensaba desesperado: ¿Qué he hecho?”

Ariadna, 1895

"Si. La culpa de todo la tiene nuestra educación, amigo. En las ciudades toda la educación y la instrucción que reciben las mujeres consiste fundamentalmente en convertirlas en seres medio humanos medio animales, es decir, en seres que gusten al macho y sepan conquistarlo."

(...)

"Además, hay que llegar a una igualdad absoluta en la vida diaria. Si un hombre ofrece una silla a una dama o coge del suelo el pañuelo que ella ha dejado caer, ella debe pagarle con la misma moneda. No pongo ninguna objeción a que una muchacha de buena familia me ayude a ponerme el abrigo o me dé un vaso de agua..."

(...)

"Hay que abandonar también esa manera de referirse a la fisiología, el embarazo, el parto, ya que, en primer lugar, la mujer no da a luz todos los meses; en segundo, no todas las mujeres tienen hijos; y en tercero, una campesina normal trabaja en los campos la víspera misma del alumbramiento, sin que le pase nada." "

(...)

"Hay que enseñar a las niñas, desde la cuna, que el hombre no es ante todo ni un galán ni un partido, sino una criatura semejante, su igual en todo. Hay que enseñarlas a utilizar la lógica, a generalizar, y no asegurarles que su cerebro pesa menos que el del hombre...

Casa con Mezzanina, 1896

"Se pasaba todo el día leyendo, recorriendo las líneas con avidez, y únicamente descansaba los ratos en los que sus ojos necesitaban reposo. En aquellas ocasiones su rostro me resultaba de una palidez extrema, y su expresión de un extraordinario asombro, como si la lectura tuviera la capacidad de aturdir sus sentidos."

(...)

"Misius, su hermana no tenía ocupación alguna... Cuando se levantaba por la mañana lo primero que hacía era coger un libro y ponerse a leer sentada en un sillón mullido en la terraza, de forma que sus pies apenas tocaban el suelo, (...) Se pasa todo el día leyendo, recorriendo las líneas con avidez, y únicamente descansaba los ratos en los que sus ojos necesitaban reposo.·

Mi vida, 1896

“Y poco a poco, la melancolía se fue apoderando de mí, una melancolía física, como la que experimentas cuando sientes tus manos, tus pies, y el resto de tu enorme cuerpo pero no sabes qué hacer con ellos, dónde meterlos.”

En la patria chica, 1897

"Tendida inmóvil en la hierba, sin llorar ni horrorizarse por lo sucedido, miraba el cielo, considerando fría y serenamente que acababa de suceder una cosa que jamás podría olvidar ni perdonarse a sí misma en toda su vida"

Un pechenego, 1897

"Ahora ¿sabe usted?, se han puesto de moda el telégrafo, el teléfono y otros milagros; pero la Humanidad no se ha vuelto mejor. Se dice que en nuestros buenos tiempos hace treinta o cuarenta años, la gente era ruda y cruel; pero ¿acaso no sucede lo mismo hoy?"

Ionich, 1898

“Luego Yekaterina Ivánovna tocó el piano ruidosamente largo tiempo y cuando terminó, le dieron las gracias y la alabaron largo tiempo. Menos mal que no me casé con ella,, pensó Startsev”.

Incidente ocurrido a un médico, 1898

"Esta conversación le parecería ridicula a nuestros padres; ellos no hablaban durante toda la noche, sino que dormían profundamente, pero nosotros, nuestra generación, duerme mal, sufrimos, hablamos mucho y decidimos todas las cosas, tengamos razón o no la tengamos."

Un hombre en un estuche, 1898

"-Ya es un cuarentón y ella tiene treinta años...-me explicó la mujer del director-. Me parece que ella se casaría con él.
¡Cuántas cosas se hacen provincias por aburrimiento, cuántas cosas inútiles, absurdas! Y eso sucede porque no se hace en absoluto lo que es necesario."

La dama del perrito, 1899

"A Gúrov le daba la impresiôn de que en un mes o dos las nieblas del olvido cubrirían a Anna Serguéivna y que en muy pocas ocasiones soñaría con su tierna sonrisa, como soñaba con las de otras. Sin embargo, pasó más de un mes, ya era pleno invierno, y el recuerdo seguía siendo tan nítido como si se hubiera separado de Anna Serguéivna la tarde anterior. Los recuerdos se volvían aún más intensos."

En el barranco, 1900

"-¡Han ido por la novia!
El destello de las llamas y de los brillantes vestidos cegaba a Lipa; tenía la sensación de que los cantantes estuvieran golpeándole la cabeza con sus fuertes voces como si fueran martillos; le oprimían los botines y el corsé, que llevaba por primera vez en su vida, y por la expresión de su cara parecía que acabara de volver en sí de un desvanecimiento; miraba y no comprendía nada."


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Vidéo de  Anton Chéjov
Antón Pávlovich Chéjov, el genio ruso del teatro, los cuentos y la novela, llega a nuestras pantallas a través de la conversación con el director de teatro mexicano Diego del Río sobre sus grandes influencias literarias y libros favoritos. Naian González Norvid nos deleita con una interpretación de Nina y a nosotros solo nos queda disfrutar.
Libros leídos “El hombre en busca del sentido” de Viktor E. Frankl. “La gaviota” de Antón Chéjov. “Poeta en Nueva York” de Federico García Lorca. “Las lunas de Júpiter” de Alice Munro.
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