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Tras la muerte de su mejor amigo, Charlie comienza a escribir una serie de cartas a un desconocido. A través de ellas, conoceremos lo especial que es Charlie: es sensible, tiene problemas para relacionarse con los demás y es tremendamente inteligente. También, conoceremos a su familia, sus problemas y a sus nuevos amigos Sam y Patrick, que le ayudarán a ser él mismo y a sobrellevar mejor su primer año de instituto. La verdad, es que es muy fácil empatizar con Charlie porque todos en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido solos, bichos raros y que no encajamos en ningún sitio. Pero cuando encontramos a un grupo de amigos con el que poder ser nosotros, que nos entiendan y con los que compartir gustos e ideas, es cuando de verdad podemos sentirnos infinitos. Pero mi problema con este libro, es que aunque soy consciente de que la finalidad del autor ha sido reflejar tanto problemáticas sociales como aquellas que pueden aparecer durante la adolescencia (consumo de drogas, violencia de género, embarazos no deseados, abusos sexuales, homofobia, etc), el hecho de que todas ocurran en el entorno familiar de Charlie o en su grupo de amigos, me ha parecido excesivo e incluso que algunas estaban muy metidas con calzador. Además, tampoco me convenció el motivo por el cual, Charlie es tan peculiar, algo que se revela en las últimas cartas de una manera que de nuevo, me pareció un poco forzada. El motivo por el que le doy 3 estrellas y no menos, es porque de verdad creo que para un público más joven es un libro perfecto. Pueden encontrar personajes con los que sentirse identificados y con problemáticas que en ese momento ellos mismos pueden estar viviendo. Además, a pesar de tener un tinte un poco oscuro y depresivo, al final te quedas con una sensación de esperanza y con un mensaje optimista. |
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