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Crítica de Pianobikes


Pianobikes
15 January 2020
“El árbol se sentía como piel bajo sus manos. Como si estuviera trepando brazos en vez de ramas. Pero ignoró esa sensación. Necesitaba subir más para encontrar una salida. Cuando llegó a la mitad del árbol, las nubes se abrieron. La luna resplandeció sobre el claro.” ~ Amigo imaginario de Stephen Chbosky.

Christopher es un niño de 7 años que se muda con su madre a un pueblo huyendo de los malos tratos del novio de su madre. En el colegio comienza a sufrir bullying y es un niño con problemas para algunas asignaturas como la lectura y las matemáticas. Sin embargo, un día desparece en el bosque y cuando vuelve a aparecer, al cabo de seis días, sin daños aparentes y sin recordar nada, comienza a experimentar cambios mentales: se vuelve más inteligente, lee con fluidez y resuelve problemas matemáticos.

Al mismo tiempo escucha voces y comienza a hablar con un amigo imaginario al que denomina “hombre amable” que le pide que construya una casa en un árbol antes de Navidad, en un bosque en el que años atrás había desaparecido otro niño de su misma edad y cuyos huesos encuentran ahora Christopher y sus amigos. ¿Es real ese amigo? ¿Es producto de su imaginación? ¿Para qué se necesita una casa en el árbol? ¿Cómo se relacionan el niño desparecido hace tantos años y Christopher?

Hacer una valoración de este libro es complicado. Si os digo que no lo tengo claro, ¿me creeríais? Los primeros capítulos enganchan pero te preguntas mil y una veces de qué va, y a dónde te quiere llevar, lo que estás leyendo. al principio me chocaba un poco como está escrito, con frases muy cortas e incluso con el uso de punto y seguido donde yo habría utilizado comas o punto y coma. Una vez inmersa en la lectura quedé completamente enganchada al libro sobre todo hasta más allá de la mitad. La parte final ya se me escapaba con tanto detalle que parecía escrito producto del consumo de psicotrópicos por parte del autor. Pero es que la lectura de este libro requiere, sin duda, levantar los pies del suelo y huir de toda realidad; es necesario zambullirse en el mundo de los sueños y dejar que esas visiones oníricas, las más temibles y temidas, marquen el ritmo de lectura. La parte final la hubiese recortado, me da la sensación de que está un poco estirada.

Lo que más me ha desencajado del libro es la edad del niño. Demasiado joven para su papel. le hubiese puesto unos años más, una edad más acorde a su forma de actuar y a sus razonamientos. Otro punto que me ha dejado a medias es que no ha respondido a preguntas que tenía en mente durante la lectura como detalles repetidos a modo de ostinato que desaparecieron sin más o aspectos que no me han quedado claros pero que quizá resuelva con una segunda lectura.

Y ya la pregunta final que todo el mundo se hace, ¿se parece a Stephen King? Quizá en algunas cosas. No en la forma de escribir ni en el libro en general. Los monstruos de King me parecen más tangibles y más internos; King no es tan descriptivo y sin embargo juega con tu mente como si hubiese descrito la escena a la mayor perfección. Pero en esto, como en todo, depende de con qué libro de King hagas la comparación. A mi este me ha recordado a Apocalipsis, un libro en el que los sueños forman parte de la realidad y esos sueños también están llenos de monstruos.
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