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Jorge García Berlanga (Traductor)
ISBN : 8433920995
344 páginas
Editorial: Editorial Anagrama (30/04/1994)

Calificación promedio : 3.93/5 (sobre 29 calificaciones)
Resumen:
«Hay en mí algo descontrolado, pienso demasiado en el sexo. Cuando veo a una mujer la imagino siempre en la cama conmigo. Es una manera interesante de matar el tiempo en los aeropuertos.» En Mujeres, una de las más aclamadas novelas de Bukowski, su alter ego Henry Chinaski, el «viejo indecente», un perdedor nato, se encuentra a los cincuenta años con una creciente reputación literaria, algún dinero en el banco y mujeres: montañas de mujeres. Se le ofrecen en los rec... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (6) Ver más Añadir una crítica
areal
 31 July 2022
Charles Bukowski a través de su alter ego, Henry Chinaski en estado puro. Relaciones turbulentas, claras, directas sin alardes soy lo que soy y escribo para sobrevivir. Un escritor absolutamente diferente, porque escribe de verdad, aunque la verdad, lo mas probable, es que no guste, asuste y no se corresponda con la que tú conoces, con tu verdad.
Relaciones caóticas, siempre alrededor del alcohol y, en ocasiones, de algo más, textos explícitos y sexo sin florituras verbales.
La vida de Henry nos hará sentir más fobia que filia, pero este escrito a mi me ha dejado varias reflexiones sobre la vida de una profundidad tremenda.
Gracias Bukowski, es verdad que los rusos saben de esto.
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Guille63
 16 August 2023
“¿De dónde venían las mujeres? La reserva era inacabable. Cada una de ellas era individual, diferente. Sus chochos eran diferentes, sus besos eran diferentes, sus pechos eran diferentes, pero ningún hombre podía bebérselas todas, eran demasiadas, cruzando sus piernas, volviendo locos a los hombres. ¡Vaya un festín!”

La literatura de Bukowski es el propio Bukowski. En él, en el personaje-autor, y en la fuerza de su lenguaje, duro, sincero e impúdico, reside toda la fascinación que provoca su literatura (que Bukowski me perdone por calificarla como literatura).

“Tenía cincuenta años y no me había acostado con una mujer desde hacía cuatro… Yo había estado casado años antes, a la edad de 35. El matrimonio duró año y medio. Mi mujer se divorció de mí. Sólo una vez en mi vida había estado enamorado, pero ella murió de alcoholismo agudo. Murió a los 48 años, cuando yo tenía 38. Mi mujer era doce años más joven que yo. Creo que también ella está ahora muerta...”

Así empieza la tercera novela de la serie Chinaski. Su situación de sequía sexual tenía los días contados: iba a conocer a Lydia. Lydia pensaba que Chinaski se merecía algo de amor. Chinaski estaba escribiendo su primera novela, pero ya era conocido en ciertos ambientes literarios. Era coeditor de una revista de poesía y él mismo hacía lecturas de sus poemas. Su público, muy parecido al de un grupo punk, quería oír al viejo obsceno, borracho y mujeriego que aparecía en sus obras. Con cierta frecuencia Chinaski y su público acababan insultándose mutuamente, esas eran las mejores sesiones. Como esos psicópatas asesinos de mujeres que en la cárcel reciben cartas de amor de admiradoras, Chinaski empezó a recibir llamadas de teléfono, cartas y visitas a su apartamento de mujeres extrañamente fascinadas por su trabajo y quizás también atraídas por su fragilidad.

“Las lecturas a veces te proporcionaban un buen culo. Las estrellas de rock conseguían culos; los buenos boxeadores conseguían culos; los grandes toreros conseguían vírgenes. de alguna manera, sólo los toreros se lo merecían de verdad.”

Toda la novela es una sucesión de experiencias similares: Chinaski, incapaz de resistirse al atractivo de unas bonitas piernas y a la perspectiva de un buen polvo, se pelea con su pareja, esta intenta pagarle con la misma moneda, no siempre de forma infructuosa, se reconcilian entre botellas y vomitonas (Chinaski expulsa casi más que traga), follan si la borrachera lo permite y vuelta a empezar, así una y otra vez desde Lydia, pasando por Dee Dee, Nicole, Mindy, Katherine, Joanna, Tammie, Mercedes, Cecilia, Liza, el tándem Gertrude-Hilda, Cassie, Debra, Sara, Tessie, Iris, Tanya, Valerie y Valencia, hasta llegar nuevamente a Sara, la que se supone fue su mujer Linda Lee en la vida real.

“Como había nacido hombre, anhelaba constantemente mujeres, cuanto más guarras mejor. Y sin embargo las mujeres, las buenas mujeres, me daban miedo porque a veces querían tu alma, y lo poco que quedaba de la mía, quería conservarlo para mí. Básicamente deseaba prostitutas, porque eran duras, sin esperanzas, y no pedían nada personal. Nada se perdía cuando ellas se iban. Pero al mismo tiempo soñaba con una mujer buena y cariñosa, a pesar de lo que me pudiera costar.”

Chinaski había superado la barrera del medio siglo y estaba resarciéndose de todas esas mujeres inalcanzables en su juventud sin que el daño que pudiera provocar en ellas pudiera frenarle. Tenía la certeza de que toda relación estaba abocada al fracaso, de que toda relación iría marchitándose sin remedio y que además…

… “Era viejo y feo. Quizás por eso era tan agradable trincársela dentro a jovencitas. Yo era King Kong y ellas eran frágiles y tiernas. ¿Estaba tratando de penetrar por un camino que me alejase de la muerte? ¿Estando con chicas jóvenes esperaba no hacerme viejo, no sentirme viejo? Solamente no quería envejecer de mala manera, quería simplemente cortar, estar muerto antes de que llegara la muerte.”

Pero las mujeres suponían además otra cosa, eran un buen material para su literatura. “Creo que te follas a las mujeres sólo para escribir que te las has follado”, le espeta alguien en un momento dado de la novela, y, como él dice, romper con una mujer es la única forma de encontrar otra y, por tanto, conseguir material nuevo.

“Tenía que probar mujeres para llegar a conocerlas bien, entrar en ellas. Podía inventarme personajes masculinos porque yo era uno, pero las mujeres para mí eran casi imposibles de ficcionalizar sin antes conocerlas. Así que las exploraba lo mejor que podía y encontraba dentro de ellas seres humanos. Entonces me olvidaba de la literatura, el hecho de escribir se quedaba en segundo término y a mí me poseía el episodio en sí. Cuando se acababa, la literatura era el residuo que quedaba de ello.”

Como ven, Chinaski no es un tipo muy agradable, aunque sí atractivo. Tosco, débil (“Mi arte es mi miedo. de ahí lo arranco”), incapaz de resistirse a sus impulsos, solitario por naturaleza, nada es lo bastante bueno para él. de las mujeres, además del folleteo, que a veces consigue por la fuerza, solo quiere comer con ellas, llevarlas al boxeo o a las carreras de caballo y dormir con ellas, nada de conversación ni ataduras. Chinaski no tiene dios ni conciencia política ni ideales, nunca vota, solo quiere que le dejen tranquilo, beber, follar y escribir novelas como esta de “Mujeres”, sus tres grandes adicciones.
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santialonsoyuso
 20 June 2018
Hay lecturas que te maravillan sin haberlo intuido antes. Las hay que simplemente cumplen con tus expectativas y, por último, las hay que no llegan a satisfacer esa necesidad que habías creado antes de sumergirte en la primera página.

Puede, o puede que no, la verdad es que todavía no estoy seguro de ello, que este último sea el caso que me concierne con Bukowski y una de sus novelas más ensalzadas.

Mujeres se construye sobre una estructura que parece compartir un elemento principal con la biografía de Henry Chinaski; es inestable y caótica. A través de capítulos numerados, Bukowski nos expone en primer plano, y a sangre fría, ante las vivencias descarnadas de su homólogo. Pese a que la narración se sucede de manera lineal hacia un futuro indescifrable, los saltos temporales hacia adelante sumen al lector en una galopada frenética de alcohol, sexo, diálogos chispeantes y monólogos internos.

En cuanto al estilo, no cabe duda de que el alemán presenta una estética refinadamente sucia. Palabrotas, insultos y vulgarismos convergen para exponernos la cruda cotidianidad de un escritor que ha nacido para buscar su condición de maldito. Desde una perspectiva cien por cien transparente, si ha habido algo que me ha impedido dejar la lectura a la mitad ha sido ese aspecto cabalístico que me obligaba a seguir leyendo un capítulo más.

A quien se haya documentado ligeramente sobre la vida del escritor germano no le será difícil encontrar similitudes entre Henry Chinaski y el propio Bukowski. En un trabajo en el que parece fingir su propia realidad, el autor construye la trama a través de la visión misántropa del viejo indecente. Su personalidad está marcada por una tranquilidad y naturalidad casi impensables en una persona que mantiene semejante tren de vida. Pese a que repudia y enferma con las aglomeraciones y multitudes, necesita verse rodeado de mujeres y/o “amigos”.

El miedo a la soledad, al compromiso y a los sentimientos nos llevan a la cobardía inhumana de Chinaski, quien se ve incapaz de asentar su vida y pensar en alguien más que no sea él. Bukowski nos sitúa ante un panorama de lujuria y derroche donde sensaciones como el amor y la amistad quedan obsoletas. Incluso el machismo traspasa el umbral que lo diferencia de la hosquedad al reflejar a las mujeres como herramientas de disfrute y goce sexual de las que desprenderse cuando la certeza y sobriedad noquean de nuevo al protagonista. También el humor, la ironía y el sarcasmo se cuelan para sacar al lector una risotada en medio de tanta tensión.

Otro de los aspectos más diferenciadores del personaje es su sinceridad, la cual se hace patente cuando, ante un escritor, cantante o poeta, Chinaski no duda en expresar lo que producen su esfuerzo y dedicación en él.

No obstante, pese a lo gris de su rutina, parece que siempre queda un mínimo atisbo de esperanza en esa decadencia inmoral que le profiere a la obra una pincelada humana a la que aferrarse.

Por ello, mi valoración final sobre esta obra es que la protagoniza alguien que cumple un papel con el que construye una coraza para protegerse de la sociedad con la que está enemistado. Lejos de su fanfarronería, de su alcoholismo y adicción al sexo, Henry Chinaski no es más que un viejo inerme que necesita un alma gemela con la que enterrar su ego.

Es indudable que no se debe juzgar a un autor solo por haber leído una novela suya. Por ello, sé que este no es más que el comienzo de mi relación literaria con uno de los mayores nombres que forman parte de la Literatura Universal.
Enlace: https://lacasadelnomada.com/..
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Bady
 30 November 2023
Joder con el Sr. Bukowski, aquí sí que está en estado puro, sin filtros ni barreras, cada cosa por su nombre y "a calzón quitao", sin complejos y sin censura, un libro no para todos los públicos ni para todas las edades, abstenerse "cristalitas" y gente corta de entendederas; un libro que para leerlo hay que conocer a Bukowski y saber algo de su biografía.
Lo bueno de Bukowski es que escribe su vida, sus cosas y vivencias y lo hace contando las cosas tal y como suceden, como una charla de bar hasta arriba de vodka -7 y cerveza, una charla entre amigos de barra y alcohol y aquí nos cuenta sus relaciones con las mujeres y lo cuenta a su manera, no se le juzga, se lee el libro y se acaba o se deja abandonado, pero Bukowski no va a dejar indiferente a nadie, eso seguro.
En resumen, un libro de alcohol, mujeres, apuestas y Bukowski, uno de mis clásicos anuales.
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missgabysmile
 19 March 2020
Me gusta mucho como el autor se lo toma todo muy trivial y como muestra su personalidad tal y como es. Una historia de promiscuidad y alcoholismo, pero cruda y llena de realismo. Es el único libro que he leído de Bukowski, pero me encantaría leer más si su estilo es siempre así. Me gustó mucho y lo recomiendo a quien le gusten las historias sin mucho filtro.
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Citas y frases (7) Ver más Añadir cita
arealareal30 July 2022
Nada estaba en armonía. La gente solo abrazaba a ciegas lo que se le pusiese delante: comunismo, comida natural, zen, surfing, ballet,... Beethoven, Bach, Buda, Cristo..., y de repente todo ello se evaporaba y se perdía. La gente tenía que encontrar cosas que hacer mientras esperaba la muerte. Supongo que estaba bien poder elegir.
Yo hice mi elección. Cogí la botella de vodka y me pegué un buen trago. Los rusos conocían el tema.
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arealareal29 July 2022
... Es mi novia y vamos a Nueva York. Podía ver en sus ojos los titulares:
Monstruo del este de Hollywood droga a una chica de 17 años, y se la lleva a Nueva York, donde abusa sexualmente de ella y luego vende su cuerpo a numerosos vagabundos.
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arealareal30 July 2022
Sabía que esto acabaría ocurriendo. ¿Pero qué podías hacer tras una cuenta de 8 cuando sólo quedan dos asaltos para acabar el combate?
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arealareal27 July 2022
El comienzo de una relación siempre era lo más fácil. Después era cuando comenzaba el desenmascaramiento, que ya no para nunca.
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arealareal25 July 2022
Rompíamos "para siempre" por lo menos una vez a la semana, pero siempre nos las arreglábamos de algún modo para reconciliarnos.
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Videos de Charles Bukowski (4) Ver másAñadir vídeo
Vidéo de Charles Bukowski
En este episodio, el carismático y multifacético actor, Damián Alcázar, y nuestra conductora Anel Pérez, nos deleitan con una fascinante lectura a dos voces de un cuento de "El llano en llamas". Nuestro invitado comparte con el público por qué la lectura ha sido tan importante en su vida y cómo desde muy pequeño tuvo acceso a los libros; incluso nos confiesa cómo prefería pasar horas en una biblioteca que jugar al fútbol con otros niños.
Finalmente, escuchamos en voz de Alcázar algunos de sus poemas favoritos.
Libros leídos. “Las muertas” de Jorge Ibargüengoitia “Nos han dado la tierra” en El llano en llamas de Juan Rulfo “El pájaro azul” de Charles Bukowski “Tarumba” de Jaime Sabines
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