Sabes que en el extranjero nunca podrás reconstruir algo tan ambicioso. No por falta de voluntad, sino por falta de palabras. Las palabras para comprender, las palabras para convencer y para seducir. |
Sabes que en el extranjero nunca podrás reconstruir algo tan ambicioso. No por falta de voluntad, sino por falta de palabras. Las palabras para comprender, las palabras para convencer y para seducir. |
Has conocido el horror. Has estado allí donde la muerte acecha hasta en la más mínima parcela de vida, donde se apodera de todo, introduciéndose en todas partes. Pero el miedo no es una emoción que se agote. Por mucho que se haya vencido a la muerte muchas veces, el miedo se despierta intacto, igual de vivo, en las piernas, en el vientre y en los esfínteres, igual de brutal e incontrolable que la primera vez.
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Es posible llegar a conocerse a uno mismo cuando se está consumido por el miedo visceral a que nadie descubra el fondo de tus pensamientos, cuando para sobrevivir se deben amputar las propias convicciones y una parte de los recuerdos?
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Alrededor de su rostro se instalarán costumbres
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¿Qué se puede esperar de alguien que lo ha perdido todo, incluso las palabras?
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La ciduad estaba impregnada de un olor a quemado, extraño para quien llegara de Estambul, como si en el horno de cada casa se hubiera carbonizado y olvidado el mismo pastel.
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Escribir que soy yo quien te sirve de guía, pero la verdad es que todavía no nos conocemos. Esta noche ignoras todo sobre mi existencia como yo desconozco todo de la tuya. No soy yo quien te llama. No soy yo quien motiva tu travesía.
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?