Sólo con un highlander

Una historia mágica, en la que me parece que tiene más peso la magia y el amor como concepto, que el romance en sí mismo, pero la he disfrutado igualmente.

Siempre es una gozada regresar a Pine Creek y a los MacKeage, aunque causa un poco de impresión saber que Grey (el protagonista de la primera novela) tiene ya algo más de sesenta años. La familia ha ido creciendo, hay hijos casados y muchos nietos, aunque el pueblo sigue siendo el mismo.

La trama, en esta ocasión, se desarrolla con giros sorprendentes y un final mágico. Desde que empezó la historia en el primer libro, hemos ido subiendo de nivel mágico, y quizás en esta suena todo un poco fantástico, pero el trasfondo que nos deja la historia es precioso: el amor es una potente energía que puede cambiar el mundo, pero el amor es cosa de dos. La autora nos presenta un mundo en el que la naturaleza se va deteriorando (como podemos ver ahora a causa del cambio climático) a causa de una energía negativa que parece querer destruirlo. Esta energía no es otra cosa que la falta de esperanza. Los protagonistas tendrán que aprender a confiar en que, juntos, lo pueden todo.

Después de haber conocido en las entregas anteriores la historia de Grey y por qué fue trasladado de época por el druida Daar, ahora viene la historia de Winter, la hija menor de Grey y Grace, y el motivo de aquel viaje en el tiempo. Ella es la séptima hija y, por lo tanto, la que está destinada a convertirse en druida. Winter es una joven llena de optimismo, de energía, de alegría de vivir; ama a todo el mundo, a todos los animales y a la naturaleza... y no tiene ni idea del destino que le espera. Cuando Daar descubre que alguien ha cortado el árbol de la vida, el que otorgaría todo el conocimiento druídico a Winter, obliga a Grey a decirle a su hija cuál es su misión. Pero para Winter, convertirse en druida significa no casarse, ni tener hijos... justo cuando acaba de conocer al hombre de su vida.

Matt es un hombre hecho a medida para Winter, ya que, a pesar de ser un ejecutivo millonario, tiene el aspecto de un Highlander con su cabello largo, sus dos metros de estatura y su desarrollada musculatura. Creo que podría haber sido un gran personaje, sobre todo por los secretos que guarda, pero me parece que la autora se ha centrado más en la historia en sí misma que en los personajes, dejándolos un poco planos, sobre todo, en el campo emocional. Les falta cierta profundidad para terminar de conquistar al lector.

Con un estilo impecable y un buen ritmo narrativo, la historia fluye suavemente y atrapa por las sorpresas que la autora va desvelando a lo largo de las páginas.