No soy un monstruo

Cuando me enteré de que la periodista Carme Chaparro era la ganadora del Premio Primavera 2017 con la novela No soy un monstruo me picó la curiosidad. Así que dos días después de su publicación me fui a mi librería de referencia y lo compré.

Lo empecé con un poco de miedo, no porque la autora fuera conocida, si no porque venía de leerme un par de libros de esos llamados «thriller del año» y que sinceramente a mí me dejaron bastante fría; me temía que con esta novela me podría pasar igual.

La trama arranca fuerte, la desaparición de un niño de cuatro años en un centro comercial. Una madre que se despista por un segundo y de golpe la tragedia. Pero eso no es lo peor, ese caso recuerda muchísimo a otro ocurrido dos años antes y que terminó con un niño muerto y ningún detenido.

La encargada del caso será la inspectora Ana Arén, la misma que llevó el caso anterior y que no pudo resolver.

Un menor desaparecido, un asesinato sin resolver… como era de esperar, los medios de comunicación hacen su aparición convirtiendo la tragedia de una familia en un circo mediático. Y en el centro, la periodista Inés Grau, una comunicadora con cierto renombre que necesita dar un empujón a su carrera y un nuevo tema para su próximo libro.

Es un libro que me atrapó desde el principio; es cierto que la primera mitad es más lenta, más introductoria, pero no se me hizo pesado, no pensé eso de “¿y aquí cuando ocurre algo?”

Lo que más me ha gustado del libro son sus personajes, son lo que yo llamo personas humanas, nada de héroes que hacen cosas imposibles. Son mujeres con sus virtudes y sus defectos, con sus miedos y con sus errores.

Por un lado, tenemos a la inspectora Ana Arén que tiene que resolver el caso bajo la presión de los medios de comunicación y con el remordimiento de no haber cogido al asesino antes. Por el otro, tenemos a la periodista Inés Grau, que hará cualquier cosa para conseguir una exclusiva y, así, seguir en el candelero.

Evidentemente, en esta historia los medios de comunicación tienen un gran peso, no solo la presión constante a la policía para obtener más datos, sino también el trato que dan a esos hechos. Pero no solo toca el tema de los medios de comunicación o la investigación, también nos habla de maternidad, de machismo y de nuevas tecnologías.

Es una historia escrita en orden cronológico de los hechos, bien escrita, directa y bastante cruda. No es necesario tener hijos para que puedas notar la desesperación de una madre que no sabe qué ha pasado con su pequeño.

No os voy hacer spoilers, pero que sepáis que a partir de la mitad del libro sencillamente no podréis dejar de leer, querréis saber cómo termina y el final es simplemente una obra maestra. Sorprendente, de esos que no te los ves venir pero que cuadra perfectamente con toda la historia.

En resumen, es un libro que he disfrutado de principio a fin, con un final cerrado y sin flecos sueltos, mira que odio cuando se dejan algo sin cerrar por muy insignificante que sea, y que os recomiendo. Se lee rápido, no solo porque no puedes soltarlo, si no porque es un libro ágil.

Aunque, como ya he dicho, es un libro con un final cerrado, todo apunta a que es el primero de una saga. Es más, el segundo libro de la autora, La química del odio, también está protagonizado por la inspectora Arén.

Y vosotr@s ¿habéis leído el libro? ¿Os ha gustado? Explícamelo en los comentarios.