La química del odio

Esta es la segunda entrega de una ¿saga? cuya protagonista es la inspectora jefe Ana Arén. La vimos por primera vez en No soy un monstruo.
Con este libro he tenido sentimientos contrapuestos, será que el primero me gustó tanto que tenía las espectativas demasiado altas con este segundo, que al final me ha defraudado en general.
Comienza muy bien, con esta frase: "De los asesinos se aprende que, a trozos, todo se transporta mejor. No solo un cadáver. También el miedo. O el arrepentimiento. Incluso la pena". Hasta la mitad del libro me pareció una historia original, bastante difícil de resolver y muy bien escrita pero a mitad del libro la cosa se tuerce...
Un recurso que usa la autora es el insinuar hacia el final del capítulo que va a pasar algo importante, y al capítulo siguiente cambia de tema y te deja con la miel en los labios...eso no me gusta, me desespera...
Como decía, a partir de la mitad del libro, se complica aún más la trama, añadiendo otros personajes que para mi gusto, la autora hubiera resuelto de otra manera, no embrollando tanto al lector, incluso con capítulos enteros que no tienen relevancia, por ejemplo, hay varios capítulos con la voz de cierto protagonista de la primera novela, que no entiendo el por qué la ha introducido en ésta, porque no aporta nada a la historia.
Situaciones absurdas e inverosímiles para llevar al libro al final que bien podría haber ahorrado unas buenas 100 páginas.
El final ha sido demasiado rápido, precipitado, casi incluso he tenido la sensación que el final lo contará en la tercera entrega...si la hay
Me ha parecido que con el éxito de la primera novela, ha forzado demasiado la escritura de esta segunda parte...
Pero no todo va a ser malo. Se nota que la autora es periodista y se ha documentado bastante bien. Hay datos y detalles que cuenta que realmente me han parecido curiosos, no lo sabía y me ha gustado verme navegando por google para saber más.
En resumen, un libro entretenido pero no está a la altura de No soy un monstruo.

Esta es la primera novela de Carme Chaparro que me he animado a leer, creyendo que era independiente y autoconclusiva. Y, aunque es cierto que se puede leer perfectamente sin haber leído No soy un monstruo, se hacen tantas referencias a la anterior novela (spoilers incluidos, evidentemente), que es mejor leer antes a su predecesora.

La química del odio es un thriller cuya trama transcurre en Madrid y que no deja al lector indiferente.

¿Qué vamos a encontrar en esta novela? Lo que vamos a encontrar
en esta obra no es solo lo que aprendemos de los asesinos o lo que el odio puede llevar a hacer a una persona, sino que vamos a hallar varios crímenes perpetrados por una mente brillante que tratará de poner a prueba a Ana Arén, protagonista indiscutible de la obra.

Es la historia de Ana, de cómo se levanta tras el duro golpe recibido tras el caso Slenderman. Es la vida de una mujer que trata de volver a encontrarse a sí misma, a ganarse el respeto de sus nuevos compañeros y cazar al criminal que es capaz de sesgar varias vidas sin sentir remordimientos.

Es también la historia de Inés, que cumple condena y que, a pesar de todo, podría ayudar a Ana si quisiera.
Es la historia de una amistad rota y de un odio capaz de acabar con todo.

Y el odio, que todo lo arrasa, que todo lo puede. Los anhelos de lo que no se puede tener y se consigue ilegalmente.

Es, en definitiva, una historia que muestra la verdad de las personas, su lado oscuro. Una historia sobre el odio y el renacimiento. Una historia sobre salir adelante cuando todo parece perdido.

Lo que más me ha gustado: La forma en que los personajes van adentrándose en esta nueva etapa de sus vidas en homicidios (Ana acaba de empezar como inspectora jefa de las dos unidades de homicidios y casi todos sus compañeros son nuevos o han sido trasladados con ella desde su anterior unidad). Cómo se va formando un nuevo equipo y la manera en que Ana aprende a volver a confiar en sí misma.

La trama que se enrevesa, pero no demasiado como para parecer demasiado increíble. Esa forma en que los crímenes son importantes en la historia, pero lo son más las identidades de las víctimas y cómo fueron en vida.

Lo que menos me ha gustado: Lo previsible que resulta la trama en algunos puntos. Es fácil adivinar algunas respuestas, aunque eso no quita que también haya sorpresas y un desenlace a la altura.

Lo lenta que va la trama en algunos puntos, con demasiadas descripciones y conversaciones que se alargan hasta mostrar algo en claro. Se podría haber acortado o dado cierta agilidad a la historia.

En general me ha parecido una buena novela, aunque tengo sentimientos contrapuestos.

Seguimos con otro caso de Ana Arèn. Segunda parte de la trilogía aunque se puede leer por separado.

Creo que Carme Chaparro ha dado demasiadas vueltas a los asesinatos para resolver las tramas muy rápido. de cada uno de ellos fácilmente se podría haber escrito una novela entera.

Lo mejor de todo el desarrollo del personaje principal y la interacción con la primera novela.

Aunque el final me ha parecido un poco precipitado, me ha encantado como ha unido todas las tramas para concluir la historia.

Me ha dejado con ganas de leer el tercer libro de la saga. Así que allá vamos!!

Nuevamente nos reencontramos con la inspectora jefa de la Policia Ana Arén unos meses después de conseguir cerrar del caso Slenderman con el que acabó No soy un monstruo. Durante estos meses, Ana ha pasado por un periodo de depresión del que le ha costado salir pero que, por fin ha superado por lo que se reincorpora a su trabajo justo antes de Navidad. Sin embargo, su superior Ruipérez decide buscarle un nuevo puesto y convertirla en la inspectora jefa de Homicidios, aunque sólo sea por alejarla de su puesto anterior y volver a ponerla en el centro del foco mediático. Esto no tardará demasiado en ocurrir ya que Ana comienza su primer día de vuelta en un nuevo escenario de crimen que será la casa de Mónica Spinoza, la duquesa de Mediona, una de las mujeres más conocidas de España por la gran exposición que hace de su vida en televisiones, periódicos y revistas. Pero este no será el único caso que le tocará resolver a la inspectora jefa ya que también le tocará lidiar con un sospechoso accidente de ascensor en un hospital en el que mueren varias personas.

Una vez más, Carme Chaparro nos traslada a un nuevo caso mediático en el que el punto de mira de toda la sociedad está sobre la Policia y sus agentes para que resuelvan lo antes posible un asesinato. Sin llegar al extremo sentimental del primer libro en el que se tocaban los casos de secuestros de niños y el pánico que genera entre la población, aquí nos encontramos con el asesinato de un famoso y el morbo que genera. Además, las muertes del ascensor causarán también un gran revuelo ante la idea de que podría haberle tocado a cualquiera y el continuo goteo de datos en los medios de comunicación sobre la vida de los muertos. En ambos casos, se nota la cercanía de la autora a los medios y su funcionamiento, especialmente la televisión.

Además de la temática policial, durante toda la investigación se hace referencia a la importancia que está ganando la tecnología en nuestra vida y lo que esto implica en la búsqueda del asesino con temas como la privacidad y los datos en internet, el internet de las cosas, mayordomos virtuales o sistemas de detección de reacciones emocionales. Resulta sencillamente increíble la cantidad de datos que generamos cada minuto todo lo que pueden averiguar de nosotros con un simple rastreo.

Como ya ocurría en el primer libro, la mayoría del libro está narrado en tercera persona centrándose especialmente en la inspectora jefa Arén en la actualidad y en sus recuerdos pero podemos encontrarnos algún capítulo dedicado a algún otro personaje principal. También nos podemos encontrarme partes dedicadas a otros personajes secundarios que pueden tener importancia para la trama pero que, habitualmente aparecen cambios de personaje y tiempo en la misma página sin encontrar la mínima diferenciación, lo que aún sigo sin entender pero quiero pensar que está hecho así conscientemente. A estos textos hay que añadir los escritos en primera persona por el asesino, diferenciados del resto por la cursiva en los que nos da una mirada "científico-psicológica" de lo que es el odio, de lo que proviene el título de la obra. Personalmente, me parecen prescindibles ya que no me aportan demasiado pero no son demasiado largos y se leen sin problema.

Poco más que añadir para no desvelar más de la cuenta. Cuestiones como la venganza, el odio, la historia del arte o las piezas de uno de los juegos de mesa más conocidos se entremezclan con la trama de asesinatosen las que Ana Arén deberá poder todos sus conocimientos para atrapar a un asesino que querrá jugar con ella. Con un final sorprendente y un argumento adictivo que engancha desde la primera página, parece dejar abierta la posibilidad de una tercera parte.
Enlace: http://miviajeliterario.blog..

Seis meses han transcurrido desde la resolución del caso Slenderman, cuyo complejo desenlace ha tenido a la inspectora jefa Ana Arén alejada del servicio durante un tiempo. Ha llegado el momento de reincorporarse al trabajo y lo hará en plenas navidades en la Unidad de Homicidios, bajo la atenta supervisión de su jefe, Ruipérez, un hombre que tiene una serie de rencillas personales hacia ella y no está dispuesto a allanarle el terreno lo más mínimo.

Aunque, en principio, deberían ser unos días tranquilos y sin muchos incidentes, Ana tendrá que ponerse las pilas desde el primer momento ya que el mismo día de su incorporación aparece asesinada una de las damas más conocidas por la prensa rosa. Se trata de Mónica Spinoza, duquesa de Mediona, un caso que ocasionará gran revuelo y presión mediática. Ana tendrá que dejar a un lado sus traumas personales, aguzar todos los sentidos y pedir la máxima colaboración de un equipo en el que acaba de integrarse. Una vez más nos demostrará su valía.

La química del odio es una novela negra que sigue la estela de su predecesora, No soy un monstruo. Personalmente, recomendaría a todos quienes quisieran acercarse a ella haber leído previamente la anterior, no solo porque disfrutarán de una estupenda historia sino porque su protagonista principal, Ana Arén, tiene una serie de vivencias personales que la han marcado, y aunque en esta se esboza algo para que el lector no se pierda, disfrutará el doble conociendo con todo detalle el pasado de la inspectora jefa y su relación con Inés. Una trama personal, la de la inspectora, que desde mi punto de vista es de la que más garra tiene en la historia. .

Nori, su antiguo compañero y amigo, ha dejado el trabajo en el cuerpo y ahora es el director de tecnología y seguridad de una cadena televisiva. Entre sus cometidos se encuentran proteger, entre otros, al presentador estrella, un hombre apenas conocido hasta el momento que está obteniendo altas cotas de audiencia. Aunque su trabajo ahora es otro, Ana no dudará en requerir la colaboración de Nori para solventar el caso.

Con un inicio ágil, pero algo más pausado de lo que esperaba nos vamos introduciendo en una investigación que nos va a atrapar por las peculiares características y la manera en la que juega el asesino con el equipo policial, además de la delicadeza con la que se debe tratar el asunto, ya que la duquesa era una mujer muy bien relacionada e investigar a determinadas personalidades de las altas esferas es un tema que ha de llevarse con sumo cuidado.

Por si no tenían poco con un crimen, la cosa se complica cuando unos días después, el suelo de uno de los ascensores del Hospital general se desprende a la altura de la planta sexta arrojando al vacío a cuatro personas. Más trabajo para el equipo de Homicidios, un nuevo reto para Ana Arén y un cambio de ritmo que no dará tregua al lector, que no podrá evitar jugar a las quinielas, apostar, confundirse y volver a hacer una y otra vez múltiples conjeturas sobre la identidad del asesino.

Una vez más Chaparro vuelve a demostrar que sabe manejar muy bien los hilos para atrapar al lector con una trama muy bien armada que te tiene en vilo hasta las últimas páginas. Un narrador en tercera persona se irá alternando entre capítulos numerados en los que sabremos del avance de la investigación y otros, con diferente grafía y siempre bajo el título “El odio” en el que se nos van desvelando los pensamientos y ciertos datos de la historia de un meticuloso asesino cuya identidad, pese a todo, no lograremos desvelar hasta las últimas páginas.

Conoceremos también muy de cerca como funcionan los medios de comunicación. Seremos testigos de excepción de lo que se cuece en un plató y detrás de este, todo el trabajo que ello conlleva y toda la manipulación a la que somos sometidos a través de la publicidad. Pero además, también cabe en ella una parte más científica que me ha parecido de lo más interesante e instructiva y una crítica a las redes sociales.

La química del odio es una novela con la que Carme Chaparro se afianza en el género de la novela negra. Una historia con muchas piezas, que arranca con buen ritmo y que, tras varios giros argumentales, desemboca en un thriller de ritmo endiablado en el que todo encajará a la perfección, nos dejará los ojos como platos y muchas ganas de reencontrarnos con Ana Arén.
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