Una órbita cerrada y compartida

Becky Chambers tiende a escribir libros y historias de ciencia ficción que te dejan una sensación de plenitud. Dejando la acción es segundo plano y atacando si mundo desde un punto de vista psicológico, antropológico y muy analítico. Un estudio de personajes que de alguna manera consigue que conectes con ellos casi de forma inmediata y que, al acabar la historia, te dejan más que satisfecho aun que tenga un final algo abierto.

En sus libros desconstruye hasta las cosas más mundanas, verosímiles y cotidianas. Hay cosas que todos damos por hecho que extrapoladas a otras culturas pierden su sentido. Chambers lleva esto un paso más allá y desconstruye la cosa humana más habitual (llorar, música, sexo,...) poniéndola en contraposición con otras especies, condiciones y culturas.
Incluso con una de las líneas narrativas pone sobre la mesa la facilidad con la que se puede vivir en una ignorancia casi completa el mismo ser humano simplemente cambiando las circunstancias.

En este libro se expande el debate sobre las IA, que ya se prevé al final del primer libro de la serie. Vemos este tema desde dos perspectivas distintas, dos líneas temporales con situaciones en relación con las IA muy diferentes.
Pero al final, la pregunta que nos quiere dejar Chambers es sencilla ¿Qué define realmente un ser pensante y sintiente? Definidos en el libro como sapientes vemos que esa definición no puede limitarse únicamente a los seres orgánicos, y que con la incorporación de cierta programación los sintéticos pueden ser algo más que simples máquinas.

El comentario general de las redes es que este libro es un paso menos que la primera entrega, aun que yo no lo he sentido así. La primera sin duda se hace mucho más entretenida: introduce el mundo, tiene muchísimos más personajes y una trama mucho más definida, aun que la acción sigue quedando en segundo plano.
Sin entrar en detalle de la trama de esta segunda entrega (ya que surge claramente del final de El largo viaje a un pequeño planeta iracundo). Aquí nos topamos con dos líneas narrativas, una algo sedentaria y una segunda de supervivencia junto con los hilos que unen las dos historias. La idea principal es generar ese debate sobre las IA a la vez que nos adentramos un poco más en el mundo y cerrar el gran final de la primera entrega.
Algo a destacar es que más allá de las dos líneas principales ciertos aspectos (que pueden llegar a ser interesantes para el lector) en lo referente a los personajes secundarios quedan un poco en la sombra.
Aún así, con el final abierto, Becky Chambers consigue tocar la fibra del lector.

Si te gustó El largo viaje a un pequeño planeta iracundo y te quedaste con ganas de saber más, no puedes perderte esta segunda entrega.
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