La muerte como pérdida pero también como venganza. La mina, la suciedad, la vida que se paraliza en un espacio sin tiempo. La recreación aséptica de un escenario y un día que trastoca y configura una realidad a lo largo de numerosos años en la narración del personaje de Michel Flavent. Su relación con su hermano Joseph va más allá de la familia, se instala directamente en la médula, en la consistencia del recuerdo. Sin ser una lectura extenuante sí está lo suficientemente bien construida como para que la intriga no estropee la calidad de la narración. El equilibrio justo entre la elegancia y la fatalidad de la historia. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |