En el cortijo "Los Negrales" se ha cometido un triple asesinato y el único que está preso es el nieto de Antonio y Catalina, un joven "metido para adentro y de poco hablar". Antonio hablará por su nieto aunque, como le enseñaron su madre y la propia vida, desconfía de la "buena fe" del comisario. Mucho deben haber cambiado más cosas para que a su nieto le pongan un abogado de oficio y el señor Comisario quiera oír lo que él tenga que decir. Mediante capítulos en los que Antonio establece una especie de monólogo, a través del cual intuimos las preguntas del comisario, intercalados con otros en los que un narrador omnisciente nos relata lo vivido en el cortijo, antes y durante la Guerra Civil y en la posguerra, por los distintos personajes de la novela vamos descubriendo qué pasó realmente el día en el que se desató la tragedia. Dulce Chacón juega magistralmente con los tiempos y la presentación dosificada de la información, mantenimiento el interés del lector hasta el final. Ha construido unos personajes cargados de verdad que reflejan una época, no muy lejana, en la que las diferencias de clase permitían y legitimaban abusos y situaciones injustas de toda índole. Por otro lado, leer a Antonio es entender lo sencilla que puede ser la vida y lo complicada que se empeñaban algunos en que fuera. Sus palabras destilan amor por los suyos, una admiración absoluta hacia su mujer y la sabiduría del hombre humilde. Salgo de su lectura con la sensación de haber leído un "libro de los buenos" + Leer más |