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Crítica de LAKY


LAKY
25 November 2020
Soy gellidista y no me duelen prendas en confesarlo. Descubrí a César con su primera novela “Memento mori” y consiguió lo nunca visto: que me enamorase de un asesino en serie. Desde entonces, sigo fielmente toda su obra. Por eso, no podía faltar a mi cita anual con César.

Una mujer mayor aparece muerta en su piso de Valladolid. Sara Robles, inspectora de homicidios, será la encargada de investigar si es una muerte violenta o un accidente. Pero no acaba de salir del piso de la fallecida que una llamada le informa de algo aún peor: un robo en el Museo Nacional de Escultura que se ha saldado con la muerte de dos vigilantes. Y eso no es lo peor, porque los muertos se le van acumulando a la pobre Sara. Como ella dice, tiene la suerte del enano, que fue a cagar y se cagó la mano.

La suerte del enano” es una novela policíaca en estado puro. El meollo del asunto es una investigación policial que nos llevará al oscuro mundo de los robos de obras de arte. Y no sólo eso, pues las obras de arte a veces se roban no para el disfrute de un ricachón caprichoso sino para avalar crímenes aún peores. Y esos crímenes también saldrán en esta novela. Por eso, Sara y su equipo (Peteira y Matesanz) tendrán colaboraciones de excepción: policías especializados en la investigación de los robos de obras de arte y un policía especializado en la investigación del otro tipo de delito; su presencia en la novela me ha hecho muchísima ilusión.

Empecé a leer la novela sin haber leído siquiera la sinopsis y sin querer leer las reseñas que ya habían salido. Sí que había leído comentarios elogiosos pero no quise comprobar a qué se debían. Esto es: empecé a leer el libro sin tener ni idea de qué iba y pensando que era una novela totalmente independiente de las otras. Y sí lo es y no lo es. al final, de lo que me doy cuenta es de que toda la obra de César está relacionada entre sí, forma parte de un proyecto mucho más grande que una sola novela o una trilogía. Aunque esté relacionada de forma tangencial o sólo a través de algún personaje (como fue el caso de “Todo lo mejor” y “Todo lo peor”), siempre hay una relación. En este caso, la relación es obvia: Sara Robles ya apareció en la segunda trilogía y Peteiras y Matesanz lo hacen desde la primera, al mando de Ramiro Sancho. Así que, no formando ya parte Sancho del equipo de la policial de Valladolid, esta novela podría considerarse una especie de spin-off. Pero no sólo eso, sino que luego aparece algún otro personaje que también tiene relación con las novelas anteriores e incluso hay un recuerdo a una víctima de la primera novela… La conexión entre todo esto es magistral. Por una parte, César consigue que el que no le haya leído nunca pueda leer esta novela sin perderse nada. Por otra, da un caramelito a los que somos fans de sus personajes y del mundo que ha creado.

En esta novela César vuelve a su ciudad y a sus orígenes literarios: Valladolid. Una ciudad grande pero tranquila que ya se vio salpicada de sangre en tiempos de Augusto Ledesma y que, de nuevo, se va a ver envuelta en una trama muy compleja que pondrá a la ciudad en el centro de las noticias. No todos los días se roba una carísima escultura de Berruguete a través de un ingenioso butrón. Ni, afortunadamente, todos los días se deja en el intento un reguero de sangre. Valladolid es tan personaje como los personajes humanos y ha sido un placer pasearme por sus calles. Y es que yo no nací allí ni he vivido nunca allí pero toda mi familia es vallisoletana y he pasado todos los veranos de mi infancia en un pueblecito no muy lejano a la capital. Y reconocer algunas de las calles, de los sitios por los que se mueven los personajes ha sido un placer. Otros no los conozco (no tengo perdón pero no he visitado nunca el Museo de Escultura) y ya están apuntados para cuando nos dejen movernos y pueda, de nuevo, viajar a Valladolid.

Los personajes, como siempre, son tremendamente reales. Vamos, que si me pasa algo en mi próxima visita a Valladolid y tengo que ir a denunciarlo a comisaría, preguntaría por Sara Robles porque seguro que está por allí. En las novelas de César el tema personal es siempre muy importante. Es un autor que se ocupa mucho de dotar de realidad a sus personajes, de hablarnos de su vida personal y familiar, de cómo son. Y no sólo a los protagonistas como Sara sino también a los que tienen un papel más secundario como Peteira o Matesanz. Incluso los malos tienen muchísima fuerza en las novelas de este autor. Mi preferido, ya lo sabéis, es Augusto Ledesma, dudo que lo olvide nunca. Pero los malos de esta novela no son moco de pavo; además, los hay malos y los hay malos malísimos. Tanto que el lector está deseando que les pase algo para aplaudir con las orejas.

Por lo demás, “La suerte del enano” es un libro entretenidísimo. Novela políciaca pero también thriller. Un tocho de quinientas páginas que se hace corto y eso a pesar de que he intentado dosificarlo para que me durase un poco más y no se me hiciese tan larga la espera hasta la próxima novela de César. Aún así, lo empecé el lunes y el viernes ya lo había terminado. Y es que el viernes, habiendo pasado de la mitad, fue un no poder parar de leer: leí más de doscientas páginas de tirón: me daba pena pero tenía que terminarlo.

Conclusión final

La suerte del enano” es un bombón para los gellidistas como yo. Una novela policíaca con una investigación al estilo clásico, con unos personajes con mucha fuerza y con varias sorpresas por descubrir. Muy recomendable.

Enlace: https://librosquehayqueleer-..
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