 |
“Cuando lo hubo examinado todo, pensó por unos segundos en guardar aquellas importantes pruebas de la crueldad del ser humano, aunque finalmente pudo más el hecho de significar el descanso para las trece familias de todas esas jóvenes dadas por desaparecidas” ~ Dies irae de César Pérez Gellida. Augusto se ha mudado a Trieste, Italia, donde sigue perfeccionando su forma de asesinar y diría que hasta su carácter narcisista. Mientras, Sancho prosigue su búsqueda y Carapocha quiere vengar la muerte de su mujer. Los tres de caza por Europa, los tres con su objetivo a la vista y los tres con sus motivos. Y entre ellos también entrelazados. Salí del primer libro de esta trilogía medio convencida a pesar de que me había sobrado historia a punta pala pero esta segunda parte me ha convencido menos. Hasta casi la página 200 me resultó pesado y aburrido, un compendio de datos e información que me sobraba por todos los lados. Y me Ha vuelto a cansar tanta letra de canciones que ya ni leo -lo siento y lo reconozco-, tanto latinajo, expresiones rusas e información sobre drogas y alcohol que me sobra por todos los lados. Y para más inri, el personaje que me trajo hasta aquí del primer libro -Carapocha- ha perdido esa fuerza. Mal lo pongo, eh? Quienes lo hayáis leído seguro que me entenderéis aunque quizá mi opinión sea controvertida. Ahora no me queda más que leer la tercera parte y acabar la trilogía pero ya digo que no lo comienzo con ganas. |
>
