La familia de Pascual Duarte

Hasta hoy, de Cela conocía más bien poco. Quizás lo que todos.
Que le dieron un Nobel, que participaba en tertulias y, claro, lo de las gachas.

Más allá de su imagen pública, ni siquiera me hacía una mínima idea de como sería su escritura.
De hecho, ni me interesaba.

Pero en esta pletórica juventud que disfruto, a la que, no lo niego, he de ponerle 3 en 1 a mis huesos de cuando en cuando, encuentro una belleza en la narrativa de lengua hispana del siglo XX que hoy en día se está perdiendo.
No soy de esos pedantes para los que tan solo los clásicos pueden ser dignos de llevar el apellido literatura, pero sí es cierto que hoy en día se busca la efectividad y se descuida la prosa.

Por ello es que, poco a poco, están invadiendo mi espacio escritores y libros a los que injustamente les di la espalda.
Soy amante de la palabra bien dicha y eso va, para mayor delicia, en mi condena.

Lo primero que me sorprende, ¡malditos prejuicios! en La familia de Pascual Duarte es no encontrar a un autor de ego subido, pavoneando sus conocimientos en negra tinta.

Todo lo contrario, Cela hace gala de un oscuro lirismo y de un realismo muy cercano a cualquier pueblo de la España que describe.

Incluso, no comparto demasiado lo del tremendismo. Estoy convencido de que hubieron hombres más mezquinos y sucesos más violentos que los que esta novela relata.
Pero yo no soy, por fortuna, un experto literario sino uno de los vuestros, y así, opino y digo lo que me viene en gana.

Nuestro protagonista es un hombre rudo, marcado como tantos por una familia desestructurada y educado en la cultura del cinturón antes que la palabra.
Aprendidos estos conceptos, la violencia será su respuesta ante las distintas dificultades que la vida le presta.

La nouvelle está narrada por el propio Pascual desde la prisión donde espera la ejecución de su condena a muerte.

Amén de la narración de los hechos que le conducen a esta amarga espera, Don Camilo, de manera magistral, nos muestra la desazón del reo por no alcanzar una redención, ni siquiera consigo mismo.

La estructura de la obra también incorpora una serie de epístolas cruzadas entre la persona que recibe el manuscrito de Duarte y aquellos que con él compartieron sus últimos momentos.

En definitiva, un pequeño relato escrito con inteligencia y buen gusto donde he disfrutado a partes iguales con contenido y forma.

Un magnífico librito.

La historia no es bonita, al menos no con final feliz, consigue transmitir la otra cara del ser humano, la cara del odio, la venganza, la desesperación, en definitiva, la peor cara que puede ofrecer un hombre.
El protagonista es una víctima de las circunstancias y la mala suerte. Sus arranques de odio son terribles, pero reproduce lo que ha visto y vivido desde niño.
La prosa es brillante, soberbia, por el dominio del lenguaje del autor veo más a Cela que a Pascual Duarte.
La novela se engloba dentro del tremendismo, movimiento literario que se caracteriza por la crudeza y la dureza de su trama, el cual se ajusta de maravilla a esta historia.
No había leído a este escritor , pero me alegro de haber leído este clásico.

La primera vez que leí “La familia de Pascual Duarte” (pronto hará veinte años) me quedé muy en la superficie de todo lo que Camilo José Cela nos cuenta. Esta vez, después de prácticamente “bebérmela”, sí he sido capaz de apreciar el gran trabajo del autor, no solo en lo que a literatura se refiere (personajes, estructura, ritmo, trama…), sino en el profundo conocimiento del ser humano que aquí demuestra, de lo que le mueve y le motiva, de las causas y las consecuencias de las carencias, no solo económicas, sociales o culturales, sino también y, sobre todo, emocionales.

Sin duda es un claro ejemplo de cómo una novela sencilla puede convertirse en un clásico imperecedero, de cómo cuatro personajes pueden llevar sin dificultad el peso de una trama cargada de fuerza, primitiva, elemental.

En esta novela tan aparentemente sencilla, se nos hace un retrato directo y descarnado de la decadencia de la España rural de los años treinta a través de las memorias de su protagonista, Pascual, escritas en una celda mientras espera su propia ejecución.

A pesar de ser una historia que puede resultar por momentos escalofriante, violenta o repulsiva, el estilo de Cela atrapa irremediablemente desde el principio, haciendo sentir al lector, además de todo esto que menciono, una gran tristeza, mucho desconsuelo y una profunda piedad.

Piedad porque conforme vas leyendo te das cuenta de que no somos más que víctimas de nuestras circunstancias, de que la maldad no se porta al nacer sino que es algo condicionado, fruto muchas veces del abandono, del desvalimiento, de la impotencia y la falta de recursos emocionales, de la ausencia de afecto, de la inexistencia de un vínculo fuerte, de la incapacidad para crear lazos seguros.

Una historia impactante, y para mí imprescindible, que no en vano es uno de los libros en español más traducidos a otros idiomas. Ya la he leído dos veces, pero no tengo ni dia duda de que, en algún momento, habrá una tercera.

“ Dedico esta edición a mis enemigos, que tanto me han ayudado en mi carrera”
Asi esta la dedicatoria de esta asombrosamente descarnada y tremenda novela de Cela
“ yo señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo”
Así inicia esta fabulosa obra.
La primera novela de este gran escritor. Nobel de literatura en 1989
En la misma se narra a manera de diario la vida de Pascual Duarte, un hombre marcado por la desgracia, de haber vivido en su época y su tierra, de haber nacido despojado, de toda gracia natural, pero sobre todo de cualquier clase de oportunidad.
Aquellas que estaban restringidas a los pobres, a los hombres de campo, a los marginados en cualquier forma, en la era de finales de la guerra civil española, y los inicios del “Franquismo” que habrían de perpetuar estas desgracias vitales,
En la misma narra todas las desgracias que acontecen a Pascual, desde su nacimiento, y que son incrementadas por quiénes deberían aligerarlas ,, su familia, la cual, como tal nunca existe, solo lazos de sangre, y decisiones precipitadas no la constituyen.
En base a estas situaciones el protagonista se ve forzado a responder de la manera menos caritativa, perdiendo la poca fe y esperanza que pudiesen anidar en su corazón, la vida, la naturaleza y sus circunstancias lo llevan a cometer crímenes, que lo hacen caer preso, y es en esta condición, donde encuentra paz y sosiego, para plasmar sus memorias,
Las que son presentadas mediante dos cartas, y culminan con dos más,
Las primeras como justificación de su escritura, las segundas como justificación de su final.
Escrito de manera, coloquial y atendiendo al refranero popular Cella plasma concienzudamente y con enorme lirismo poético lo desolador, descorazonador, desalentador, tremendo que era pertenecer a la clase de persona de Pascual Duarte, en la época y lugar en que no era conveniente serlo.
Una denuncia, una plegaria, un grito desgarrador , por los carentes de voz,
No en vano inaugura el despectivamente llamado “ tremendismo” que tanto habría de aportar a la literatura española en particular, y a la universal en general.
Me recuerda obras literaria semejantes de.. Miguel Delibes, Agustín Yañez,
José Leon Sanchez. Sara Gallardo, e incluso al “futurista” Anthony Burguess.
La película, basada en esta gran obra, pero con enormes diferencias que la oponen diametralmente a la misma, sin embargo también muestra el hostil ambiente “ largo, liso y llano .... como un día sin Pan “

Este libro es una de las obras más destacadas de Cela y fue publicada en 1942. Dicen que es la fundadora de subgénero tremendismo que tanto auge tuvo en España. Fue su primera novela que publico con tan solo 26 años en plena post guerra.

La familia de Pascual Duarte está narrada por Pascual Duarte, un hombre condenado a muerte que antes de su ejecución, escribe su historia en la cual no busca un perdón o una redención si no, simplemente, dar a conocer su vida.

Me ha encantado esta novela. Se lee muy rápido. Es una novela muy dura, muy cruda, dónde lo más oscuros sentimientos del ser humano tienen cabida. Acompañamos a un hombre que realmente es despreciable, pero no puedes evitar pensar en que si son las condiciones las que lo han hecho ser así.

Estoy deseando seguir sumergiéndome en el tremendismo español. Creo que es un género duro, muy alejado de clásicos de otra época, pero que encaja conmigo mucho más de lo que lo hacen los clásicos victorianos y mira que me gustan estos últimos. No es un género para todo el mundo, pero te diría que si te gustó La casa de Bernarda Alba, este libro lo tienes que incluir en tu lista de pendientes. Pero si sufres con los ambientes dónde se respira maldad y decadencia, este no es tu libro.