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Una mañana dominical de niebla, María decide ir a hacer footing para desconectar del estrés rutinario. al huir despavorida del parque cerca de la Gran Vía y cruzar la avenida, es atropellada por un coche. El inspector Ricci se verá involucrado en el asunto y de inmediato, la trasladará al hospital Central, donde va a ser ingresada tras entrar en un coma profundo por el golpe que ha recibido en la cabeza. Físicamente está bien, los médicos ven una evolución positiva sin hematomas. Lo que nadie sospecha es que María ha sido secuestrada por un onironauta de una realidad paralela. Un ser obsesivo por su persona que está dispuesto a hacer lo que sea para recuperarla. Pero, ¿por qué María, en concreto? La pluma de la autora es ingeniosa y versátil. En esta novela de corte policíaco, con toques de ciencia ficción y momentos pasionales, eróticos, la autora nos demuestra en su primera novela publicada que tiene habilidad para adentrarse plenamente en cualquier estilo literario. El suspense es continúo, siempre hay un dato nuevo y que el lector no espera, que incita a seguir leyendo para saber qué relación tiene en la trama y cómo se va a resolver esta. Todos los personajes están enlazados entre sí, tanto protagonistas como secundarios, y María es el núcleo clave. Los capítulos son cortitos, cada uno dedicado a centrarse en la perspectiva de cada personaje, encabezados y contándonos cómo se va a ir planificando la travesía para con María, antes y despúes de que se suceda el accidente. Sin embargo, para mi gusto, me ha faltado más fluidez y me hubiera gustado conocer más detalles de ese Multiverso en contraste con nuestro mundo primario. Me ha resultado difícil conectar cuando la narración estaba en tercera persona, demasiado fría y rápida, en cambio, los momentos en los que María habla sobre sus sueños en primera persona me resultaron más agradables y atrayentes, además de ayudar a sumergirse en una meditación inaudita. Me ha llamado la atención la realidad paralela que nos proyecta, un mundo donde todo es dominado por tecnologías y robótica, donde los sentimientos y recuerdos ya no existen, sólo el objetivo de perfeccionar la especie, creo que poco dicta de la realidad en la que vivimos o a la que ya estamos dirigiéndonos. Y he echado de menos ver cómo se fue forgando el romance entre María y Antonio, momentos de ese pasado. No me ha gustado el hecho de que las escenas de sexo vayan acontecidas como castigos, ese punto de maltrato me aleja. Creo que muchas mujeres se pueden sentir identificadas con el cambio que experimentan sus vidas al convertirse en madres y tener que dejar a un lado sus pasiones y profesiones por hacerse cargo de llevar una casa adelante, mientras el marido continúa disfrutando de sus libertades. Una tradición muy arcaica que aún perdura y nos enclaustra a muchas de nosotras. |
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