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No puedo empezar diciendo otra cosa que no sea que este es un libro que me ha enganchado desde la primera línea, y mucho. Partiendo de la base de que el suspense no es uno de mis géneros favoritos, he de decir que la historia en sí y la forma en que está narrada me ha atrapado por completo.
La trama es de lo más interesante, muy original, y el tempo es rápido no dándote tiempo a aburrirte porque nunca dejan de pasar cosas, además, a pesar de que el argumento se centra en el juicio y los aspectos que lo envuelven, no aburre al lector con una terminología que le haga perderse o desconectar de la historia.
Sí es cierto que algunas escenas me han parecido un poco crudas (siempre me pasa con este tipo de libros) y que el personaje que intenta atrapar al asesino cumple algunos de los tópicos de este tipo de libros, pero por el contrario me ha encantado que la trama se enfoque desde una perspectiva que no es habitual en este género: sabemos quién es el asesino desde el principio, pero este hecho, lejos de hacer perder el interés en la historia, no mete de lleno en ella consiguiendo que queramos saber qué va a pasar, cómo piensan atraparle y qué le ha llevado a provocar esta situación.
Con sinceridad os digo que no pensaba que un thriller judicial pudiera engancharme tanto, una historia sin desperdicio que me hizo creer que todo estaba claro desde el principio y que consiguió dejarme al final con la boca abierta.
Solo puedo decir que me encantan los libros que llegan a mis manos de forma inesperada y se convierten en un auténtico disfrute, como ha sido el caso.
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