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Estamos ante dos antagonistas que tarde o temprano se van a encontrar. Flynn, un abogado con un pasado como delincuente y, por ese motivo, tan hábil en su oficio; y Kane, un asesino manipulador, frío e inteligente. Su cometido es infiltrarse en el jurado para lograr que se declare culpable al acusado, al que curiosamente apuntan todas las pruebas. Debo de decir que he echado de menos conocer un poco el background de Flynn, porque aunque no cuesta nada adentrarse en el momento de su vida que se encuentra, habría sido interesante saber cómo ha llegado hasta ahí. Supongo que es debido a que existen libros anteriores protagonizados por él y será donde conocemos algo. El autor mantiene la tensión en todo momento, porque juega con la información que nos da y con la que los personajes saben. Esto aumenta la intriga. Desconocemos los motivos y elementos clave, así que al estar tan bien dosificada la tensión no desciende. Por otro lado, está tan bien ambientado y explicado que nos integramos en el proceso judicial automáticamente, entendiéndolo todo y siguiendo el hilo. Tampoco faltan giros en la trama que ponen patas arriba lo antes asumido. Además, el desenlace queda cerrado y sorprende. |
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