Tantos años de silencio

Anxela dirigirá la excavación de unas fosas comunes que desde la Guerra Civil aún se encuentran en el Pazo de Flavia en Galicia, la memoria popular cuenta que aquí se produjeron torturas y ejecuciones múltiples, de hecho encuentran una fosa común con seis cuerpos y a unos metros de esta también los restos de una mujer, que abraza un libro de un poeta al que nadie conoce

La novela mantiene dos líneas temporales así la investigación nos llevará al año 1936 para conocer los hechos del pasado y al actual propietario del Pazo, el teniente Darío Rocha, un hombre sanguinario, violento y autoritario, con el que Anxela tendrá que lidiar si quiere descubrir todos los enigmas del pasado

Una época oscura y trágica, de temores y venganzas; una trama en la que sabremos quién era esa mujer, como murió y porqué, con un giro final inesperado, sorprendente y emotivo que nos revelará que se oculta tras tantos años de silencio

Anxela acepta dirigir una excavación en unas fosas comunes de la Guerra Civil en el pazo de Flavia, en Galicia, donde según la memoria colectiva se produjeron torturas y ejecuciones múltiples.
Al abrir las fosas, Anxela y su equipo encuentran los restos de seis personas asesinadas. Pero, además, en el mismo espacio, algo alejado, aparece también el esqueleto perfectamente conservado de una mujer con un libro.
¿Cómo murió esa mujer? ¿Quién era? ¿Qué secretos oculta el propietario del pazo, el exmilitar Darío Rocha? La respuesta se desvela en una narración que alterna la investigación en el presente de Anxela —que a su vez huye de la devastadora experiencia de un matrimonio marcado por los malos tratos y la violencia— y la sucesión de los hechos que tuvieron lugar en el pazo en 1936. El doctor Emilio Varela y su hija Ana aplican en esa época los ideales de la Institución Libre de Enseñanza en las tierras de Flavia con el ánimo de cambiarlo todo, ofreciendo a su pueblo el acceso a la educación y a la esperanza

Un libro que nos recuerda la dureza y crueldad de la Guerra Civil. El odio, las venganzas y el miedo de la época se ven claramente reflejadas en sus páginas. El amor y el deseo de un mundo libre y mejor que propugnan muchos pensamientos de una guerra que ahora se encuentran sepultados por tierra y fango. No debemos olvidar jamás a aquellos que lucharon por lo que hoy somos y que dieron su vida por ello. Un relato hermoso y triste a la vez. Una oda a la lucha, a la educación, al amor, a la libertad. Porque el miedo hace invisibles a las personas.

Ánxela decide aceptar la propuesta que le hacen para dirigir la excavación de fosas comunes de la Guerra Civil, para así alejarse de un exmarido maltratador que no deja de acosarla, aún con una orden de alejamiento de por medio.
Apartada de los demás cuerpos de la fosa, aparece el cadáver de una mujer, abrazada a un libro de poemas de amor y Ánxela tratará de descubrir de quién se trata y del misterio que parece rodear a la historia de esa joven.

Tengo que admitir desde un principio que cuando empecé con esta novela, buscaba algo entretenido y que me mantuviera con interés en todo momento. En lo que a esto respecta, ha cumplido con creces, sobretodo porque no me esperaba el giro final de la historia.
El ambiente que acompaña a lo largo de la lectura está muy bien trabajado, pues consigue (al menos conmigo lo ha conseguido) contagiarnos de esa atmósfera de tensión, odio y venganza que se vivía en el año 1936, pero también tengo que decir, que en lo referente a la trama, el personaje de Darío Rocha y su motivo para actuar como lo hace en el pasado, me parece un tanto forzado, así que para mí, ahí el libro cojea un poco.
En definitiva, no va a ser una de mis lecturas favoritas, pero sí ha sido entretenida y en ciertos aspectos interesante.