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“Nos pasamos la vida engañándonos a nosotros mismos con palabras que nos alivian, pero lo que de verdad queremos, lo que nos va en el alma, está en lo que hacemos, no en lo que decimos.” ~ El tiempo suficiente de Amara Castro Cid. Vigo, año 2019. Telma y Celia son dos hermanas que afrontan la pérdida de su abuela Gala. Todos los miércoles acudían a su casa a comer lasaña, con su toque de Tabasco, y ahora que se ha ido, Gala les deja una historia escrita: sus memorias contadas en primera persona. Vigo, años 60. El destino de dos parejas Pío e Isolina y Darío y Gala se cruzan, cambiando el rumbo de sus vidas y marcando la existencia de las dos parejas, su forma de ver la vida y su futuro. En primer lugar, he de reconocer la valentía de Maeva y de Amara Castro por enviarme este libro. Y digo valentía porque Amara sabe cuáles son mis preferencias lectoras y mi sinceridad a la hora de publicar reseñas. Dicho esto, vamos con mi opinión sobre el libro que se divide en dos tramas claramente diferenciadas: la actual, centrada en el presente de las dos hermanas, y la que nos narra la historia de Gala, la parte más bonita del libro. Me ha encantado Gala, me han encantado algunos personajes secundarios de esta trama: Nani y Rodrigo –otro personaje que me ha gustado pero ya de la trama presente ha sido “La Chunga”–; el decálogo para la vida de Gala es para enmarcar; y su voz narrativa ha conseguido lo que no ha conseguido la historia del presente. He devorado el libro más por seguir a Gala, su forma de narrar la vida y el paseo que nos ha dado por el Vigo de los años 60, que por conocer qué pasaba con Telma o Celia, personajes que me han parecido forzados. Gala ha sabido transmitirme los sentimientos por los que ella atravesaba, tanto los duros y tristes como los de alegría y esperanza, e incluso ha logrado que aflorase alguna lagrimita. Gala, creo que cuando tenga nietos te copiaré la comida de los miércoles. Me ha gustado el paseo por el Vigo de los 60, desde el centro a Traviesas; e incluso he aprendido algunas curiosidades que no conocía de la ciudad y no me hubiese importado que el diario de Gala tuviese 100 páginas más. |
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