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Crítica de Fesaro


Fesaro
08 August 2018
Debo reconocer que al principio el camino fue algo confuso, e incluso tibio, mostrando una historia que empecé pronto a comprender no sabía donde me iba a llevar hasta bien avanzada bastantes páginas. No quedaba sino asumir el papel de fiel testigo en una trama que poco a poco fue abriéndose a un mundo perruno al que asociaba ideas, encontrando sentido dentro de la propia locura.
La originalidad en ciertas lecturas es de agradecer porque a veces uno tiene la sensación que lee las mismas historias pero en distintas ciudades, los mismo personajes pero con otros nombres. Por ello uno no puede sino mirar el libro de Alfonso Castillo con ojos tiernos, mirada de agradecimiento y sonrisa cómplice. Lo que sueñan los perros es de esas novelas que uno siente que te aportan momentos de reflexión que quedarán en la memoria para siempre, aguardando otra época, otra conversación donde participaras tirando de experiencia leída, de historia que recomendar y además sabe que quedará bien ante el público asistente.
Este es un libro curioso, contiene una historia nacida de un sueño del autor y al que tardó cinco años en dar forma, eso es perseguir un sueño hasta convertirlo en realidad y lo demás tonterías. Estructurado en cinco partes que coinciden cada fase del duelo (negación, depresión, ira, negociación, aceptación) al sufrir la humanidad una transformación donde cambian su condición humana por la de perro. En este caso seguiremos las andanzas de un grupo de personas que habitan un pueblo ficticio del norte de España llamado Lútcaca que bien podría ser gallego. En esta población encontraremos a Baltasar Bellaterra trabajador de la conservera de la localidad, compuesto y sin novia que en un principio es el que más se niega a asumir en que se ha convertido. Su vecina Bea que luchará con todas sus fuerzas por volver a encontrarse con su madre Carla, la cual desconoce su paradero pero cuya transformación a la condición de canido le pilló en una isla cercana. Digna de mención la historia de Caracán, un indigente con una triste historia a sus espaldas convertido en una persona ermitaña al que solo le gusta la compañía de su fiel perra Cuca. Todos en busca de adaptarse a su nueva condición, acompañados de un montón de secundarios que son piezas clave en la historia. Las necesidades primarias dan paso a una autentica
Dice el autor que es “un libro escrito en presente, el único tiempo verbal en el que saben vivir los perros. Ellos, al revés que los humanos, nunca le ladrarían al futuro ni al pasado”. Perros auténticos aparecerán pocos a lo largo del libro pero sin lugar a dudas la diferencia con los humanos es muy significativa.
Con un comienzo que sabe a rabia e hiel y que deja cierto regusto amargo por la situaciones vividas, costará un poco situarnos en un escenario y lo que realmente vamos a encontrarnos en él, pero eso es en cierta medida uno de los puntos fuertes del libro. La incertidumbre del comportamiento animal y humano donde puedes esperar cualquier cosas de ellos aunque se suponga que hay ciertas diferencias entre ambos. Un mundo con los humanos convertidos en perros al que llegaremos a base de dentelladas en forma de críticas sociales como siempre que se pone en tela de juicio el comportamiento humano en situaciones críticas. Por ese motivo, no faltaran muchas situaciones que sin darnos cuenta se nos presentaran delante de los ojos y que sin poder remediarlo nos pidan un juicio de valor y una reflexión y eso siempre es de agradecer en un libro, que nos haga pensar, emitir juicios de valor con cierta argumentación a los hechos que se nos presenta.
“Cada uno es lo que es cuando ocurren las cosas que te marcan, y no hay más. O más bien, precisamente porque esas cosas te marcan, tienes mayor conciencia de lo que eres y, en consecuencia, de aquello que hubieses querido cambiar. Por supuesto, ahora es tarde para cambiar nada” (página63)
Uno no puede evitar pensar en Golding William, Cormac Mc Carthy, en Sarmago cuando lee el libro de Alfonso Castillo, no porque sean parecidos, aquí no está permitida las comparaciones, ya he dicho que me ha parecido una novela muy original, pero es inevitable porque al fin y al cabo sea le lugar que sea, el hombre es el encargado siempre de destruirse a sí mismo.
“Si te quedas parado y tu tiempo te adelanta, depresión. Si pretendes adelantarte tú a lo que va a venir, ansiedad” (página 206)
Creo que es injusto relegar esta novela únicamente a relacionar que perder la condición humana no es muy diferente que perder a un ser querido, este libro es mucho más, son pinceladas de teorías que vienen a desbancar viejas ideas preconcebidas que creemos dentro de la racionalidad. Un libro cargado de grandes momentos que te hacen replantearte cuestiones preconcebidas, de reflexionar desde una vida nueva. Volver a empezar siendo otro ser.
“Creo que si te apetece verlas, la vida puede estar llena de señales. El significado que se les otorgue depende también de uno mismo. Todos son correctos e incorrectos a la vez” (página 240)
Este libro está lleno de señales, de nuevos comienzos, de perdidas, de superaciones y de auténticas lecciones de la vida, a veces desarrolladas con ciertas licencias literarias del autor pero a las que no hay que hacer caso, hay que mirar más allá para ver el verdadero sentido de la historia.
Sin lugar a dudas una pequeña joya de las que uno descubre por atreverse a buscar entre los títulos de editoriales pequeñas.

Enlace: http://librosenelpetate.blog..
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