El día que se perdió la cordura

En este thriller ya desde la primera página nos sorprende. Comienza con un punto álgido, un momento impactante y que desconcierta por lo pronto que aparece. Y esto es algo muy positivo puesto que capta la atención desde el primer momento. Solo hay que leer la sinopsis para captar la esencia de lo que nos depara la historia.

Ya solo queda dejarnos llevar página tras página en las que alterna la trama entre tres momentos temporales diferentes. ¿Lioso? Si no estás acostumbrado, al inicio puede ser algo abrumador, pero tranquilo que es momentáneo. Una vez que piedra a piedra estamos montando el edificio, todo encaja. Hasta que llegan acontecimientos que derrumban lo que acabamos de construir. Si te gustan los giros argumentales, lo inesperado, «El día que se perdió la cordura» te lo da, acercándose bastante a un estilo cinematográfico.

Después de atraparte en sus páginas, no resulta para nada extenso aunque cuente con algo más de 450. Realmente vuelan. No te da descanso, se lee fácilmente, quieres saber más y más aunque no sea un libro muy profundo. Va al grano. ¡Y yo que lo agradezco!
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