El día que se perdió la cordura

El día que se perdió la cordura tiene una secuela con El día que se perdió el amor (2018). Está en discusión hacer una serie para la TV.

Me prestaron el libro y fue con gran curiosidad que empecé a leer este « thriller romántico »(cf artículo de Sara Navas en El País, en marzo 2020). El aspecto positivo es que esta novela fue leída por más de medio millón de personas, lo que habrá estimulado el afán de leer a muchos. Lo importante es que la gente lea, después, hay para todos los gustos.

A mi esta lectura no me gustó nada. Admito que el embalaje es acertado con una novela ágil con capítulos ultra cortos, muy a la manera de los norteamericanos que saben escribir los libros casi listos para el script TV o cine.

Los saltos temporales entre 1996 y 2013, incesantes, eran perturbadores en la lógica de la historia. Y la historia en si no tiene ninguna lógica y muchas incongruencias, tantas, que no voy a fastidiar con una enumeración.

Consiento que resulte una lectura entretenida porque está escrita para avanzar en el caso, aunque no se llega a ninguna parte.

¿Un thriller romántico ? Por Dios, con un pobre veinteañero paseándose desnudo con una cabeza en un saco plástico…El final de la novela es lo que peor me ha parecido porque nada queda claro. Es posible que la secuela esclarezca algunas cosas, pero no la leeré.
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