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El día que se perdió la cordura es una novela de las que atrae inmediatamente. Y en cuanto empiezas a leer, su estructura y su trama te enganchan sin remedio. Con capítulos cortos, alternando los personajes que te van contando la historia, con tramas en distintos tiempos, en ningún momento decae ese primer interés creado, ni el ritmo, ni las ganas por seguir leyendo para saber qué pasó con Amanda y qué narices está pasando en el presente. Con un estilo ágil, Javier Castillo consigue, en su primera novela, atrapar en sus redes a los lectores. El autor, Javier Castillo, nos traslada a tres momentos temporales y nos deleita con una alternancia del narrador, pasando de primera a tercera persona según el capítulo. La escritura es clara, directa, sin adornos innecesarios. Con su pluma nos cuenta lo que quiere contar sin irse por las ramas, sin caer en lo simple. Y a esto sumamos la existencia de diálogos y descripciones que están cuando se necesitan, ni más ni menos. La historia me ha gustado mucho. El intercalar el pasado con el presente es todo un acierto, y consigue que ambas líneas temporales te interesen por igual, para saber qué pasó hace años, cómo eso está irremediablemente conectado con el presente y querer saber qué va a ocurrir a continuación. Lo que me ha faltado es un poco más de profundidad en los personajes, me habría gustado saber más de ellos. Se les perfila únicamente para que te hagas una idea de cómo son, para ceder todo el protagonismo a la trama, logrando que las páginas corran en tus manos a un ritmo vertiginoso. Enlace: https://loscuentosdemiprince.. |
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