A veces el destino nos pone a prueba para que sepamos que existe
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A veces el destino nos pone a prueba para que sepamos que existe
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¿Quiñen soy? Una vida sin vida, unos sueños sin sueños, un amor perdido para acabar convirtiéndome en un juguete con el que seguir masacrando vidas. ¿Eso es lo que soy?
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Necesitaba reemplazar el recuerdo de su cabeza en sus manos con el de las sonrisas y los abrazos que solía haber en sus fotos juntos.
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Para ella eso momento fue como saltar por un precipicio sin saber qué habría al fondo; par él fue como renacer después de una vida de soledad.
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Moriré aquí dentro y ellos seguirán con su espiral de destrucción: quebrantando sueños, destrozando vidas, aireando ilusiones, desgranando futuros, eliminando aspiraciones y, sobre todo, dilapidando amores.
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Ten una idea, cualquiera, y siempre habrá un grupo de personas que se la crean, por muy infundada que esté.
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Esto es una locura, ni siquiera sé tu nombre. Ni siquiera sé quién eres, pero ya te quiero.
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El cielo podría cambiar de color, las calles desaparecer y el mundo hundirse, que no le importaría si Jacob continuaba susurrándole al oído.
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Es impresionante la facilidad con la que uno se esconde en las capitales, donde no se es nadie entre millones de personas, donde uno se convierte en una silueta más entre todas las que recorren el metro o pisan las calles.
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Creo que nadie debería arrepentirse de sus decisiones. Debe aceptarlas, vivirlas, pedir perdón cuando proceda, pero nunca arrepentirse.
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¿Cuántos hijos tiene Javier Castillo?